lunes, 5 de noviembre de 2012
Ganaderia de Molero Hermanos
Los toros de Molero gustan a los toreros”. Esta frase se hizo muy frecuente durante las décadas de los sesenta y de los setenta. La suavidad de estos toros les hizo gozar de un cartel torerista que duró hasta mediados de los ochenta del siglo pasado.
El origen de esta vacada se remonta a 1908 que es cuando Victoriano Angoso, de Buenamadre (Salamanca), forma su ganadería con vacas de Veragua y sementales de Eulogio Oñoro. Más tarde añade dos sementales del Marqués de Saltillo. En 1920 heredan sus hijos Amador y Manuel Cesáreo Angoso, que compraron al Conde de Santa Coloma el semental Navajero. Unos años después adquieren otro reproductor de Santa Coloma llamado Miñoto y otro de Saltillo de nombre Ganchón.
En 1930 se separan los hermanos Angoso y la parte de Manuel Cesáreo es vendida en 1941 a la viuda de Molero. La ganadería se traslada desde tierras salmantinas a la finca zamorana “La Granja”. En 1945 pasa anunciarse como Hermanos Molero aunque no es hasta 1952, año del fallecimiento de su madre, cuando se convierten en propietarios. José Molero Sánchez formó una "ganadería filial" que estaba inscrita en la Asociación.
Los toros de esta procedencia, únicos, eran muy parecidos morfológicamente a los santacolomas, pero la variedad de pelajes que presentaban eran las típicas de su origen vazqueño. Su comportamiento era muy irregular, pero durante algunos años estuvo entre las predilectas de las figuras.
De la última época en manos de los Molero hay tres toros para el recuerdo; eso sí, en plazas de poca relevancia. El primero fue Parrilero, lidiado por Esplá en la feria de San Pedro Regalado en 1982 que tras una faena memorable cortó los máximos trofeos y el astado recibió la merecida vuelta al ruedo. Al termino del festejo el mayoral y los ganaderos también dieron la vuelta al anillo. Otro toro fue Cerillero que correspondió a El Soro en la feria de Valladolid de 1982 y que recibió los honores del pañuelo azul después de que se solicitara su indulto. Y tercero fue Coquillero, lidiado por Espartaco en Zamora en el año 1985 y que se ganó la póstuma vuelta al ruedo que también dieron al termino del festejo los ganaderos y el mayoral.
El profundo bache en el que entró la vacada a últimos de los ochenta obligó a los Molero a venderla. En 1998 la compró Rivera Ganadera S.A. y dos años más tarde fue Roberto Domínguez el que se hizo con el hierro. Tras deshacerse del ganado adquirió una parte importante de la ganadería de Daniel Ruiz. Así desapareció una vacada distinta, unos toros diferentes que ni eran santacolomas, ni saltillos, ni vazqueños. Eran únicos.
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