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domingo, 10 de junio de 2012

N. 7 Selección de un Semental. Para llegar a ese acto fugaz de la cubrición de la vaca hacen falta muchas horas de selección en las que el ganadero debe tener presentes muchas cosas decisivas, para empezar, hay que elegir entre los candidatos los que tengan unas condiciones especiales antes de meterlos a probar en la plaza. El macho debe tener buenas hechuras, cuello largo, pitones armónicos, pata corta, lomo recto que no sea silleto y sobre todo finura en la penca del rabo, el hocico, las pezuñas y una serie de detalles más, para completar está luego el tipo de la ganadería, donde por ejemplo un macho con badana es inconcebible en la línea Graciliano pero puede disculparse en algunas ganaderías de Parladé, donde al tratarse de una casta "fría" que va a mas, hay toros bastos que envisten muy bien. Pero esto son excepciones en casos de familias o reatas buenas y muy fijadas que dan bien, aunque no sean bonitos. Después de elegido el tipo hay que irse a los libros. Mirar la parentela y las notas de sus antepasados, se dirá que esto debe ser lo primero, pero mal se puede elegir un semental con malas hechuras que lógicamente trasmitirá a sus hijos, malamente pueden embestir bien los hijos de un toro corto de cuello, levantado y alto de agujas, por muy buena nota que tengan padres o abuelos. Normalmente los hijos de buenas reatas suelen ser prototipos y tener formas armónicas. Pero los misterios del salto atrás dan a veces sorpresas desagradables. Después en el campo hay que observar día a día el comportamiento y el carácter, un futuro semental no debe ser brusco, ni alborotador, ni espantadizo, el bueno es el que pasa desapercibido porque tiene costumbres normales y es muy importante fijarse en los andares cuando va calmado o en la forma de correr cuando se les obliga a hacerlo. Los andares son muy significativos y revelan detalles importantes de su manera de ser y de lo que llevan dentro, un novillo de andares pausados, seguros, casi majestuosos, es ya una nota alta en cuanto a carácter, si además toma las porteras sin recelo y para colmo es fácil de manejar en los apartados, hay muchas posibilidades de estar ante una fuente de nobleza. Hay que fijarse también en la forma de ir al pienso y si al comer va a lo suyo y no se dedica a importunar a los otros recorriendo cuatro o cinco morriles, también en la observación del pienso se nota si es un animal sano y "agradecido" que va aumentando y creciendo de forma razonable, esto es muy importante. Un futuro semental debe ser sano y fuerte, los que "no hacen" seguramente tendrán también crías poco agradecidas. Poco "mantenidas", que se dice, porque dentro de una misma ganadería y en la misma camada se dan animales que comiendo lo mismo unos desarrollan y otros se quedan atrasados. Los pitones requieren una atención especial, hay que huir de los erales excesivamente cornicortos o brochos, tanto como de los destartalados, un semental brocho, gacho o cornicorto, puede cerrarte las puertas a las plazas serias, donde están los grandes éxitos y el buen dinero, echar una camada pobre de cabeza es resignarse de antemano a lidiar en plazas de segunda o tercera, los pitones deben estar colocados de tal forma que tengan seriedad sin aterrorizar a los sensibles apoderados que todos le parecen "agresivos", ni tan cómodos que despierten la indiferencia del publico o el rechazo de los veterinarios. Últimamente hay que tener un cuidado especial en esto de las cornamentas, por una serie de razones, como puede ser la falta de calcio o de sales en las fincas o en la alimentación, se dan casos de fragilidad en las astas, siendo frecuentes los escobillados o roturas de las puntas cuando rematan en cualquier parte, un toro normal y bien armado debe sacar virutas de los burladeros sin que se lastime el pitón, luego esta la historia esa del hormiguillo, una especie de polilla o carcoma que hace desmoronarse las puntas hasta quedar mogón y por lo tanto ya no sirven mas que para rejones o festivales; lo malo del hormiguillo es que se transmite y se contagia con facilidad y tiene muy mal remedio o por lo menos un remedio a largo plazo muy latoso. Tomadas esta serie de medidas preliminares vamos a apartar los tres o cuatro erales de mejores hechuras y llevarlos a la plaza donde se hará la prueba definitiva, ya han aprobado la "educación física", están bien hechos y sanos; ahora vamos a ver lo que llevan dentro, vamos a ver cómo reaccionan en la plaza cuando se sienten solos y los llama el picador. El futuro semental debe de ir de menos a más, cada vez hay que ponerlo más lejos del caballo y que tenga temple y fijeza, nobleza y codicia, porque si tiene esas cuatro cosas en el caballo, es casi seguro que las tendrá en la muleta. Torear a un futuro semental después de aprobarle en el caballo, es muy distinto a la faena que se le hace a los toros en la plaza, el torero en la plaza de tientas debe buscar algo más que ligar pases bonitos y cuajar una faena, debe mostrar lo que el novillo lleva dentro, darle sitio y distancia para ver el estilo de la embestida, llevarlo largo en los primeros muletazos para ver el recorrido que tiene; torearlo de entrada por ambos pitones con una tanda de pases por cada uno, en pocas palabras dejar lucir al animal no lucirse él; y ya vistas estas condiciones preliminares, comprobar si va "a romper", es decir, que además de admitir pases aislados tome la muleta con continuidad, nobleza, codicia alegría y fijeza. Para ello, es muy importante plantear la faena en los medios, para que no haya querencias ni pases a favor de obra, así, obligándole a estar en los medios se sabrá si realmente es bravo y aguanta allí la pelea o se raja y va poco a poco abriéndose de la muleta y buscando las tablas donde los de poca casta se sienten más a gusto y en vez de embestir lo que hacen es ir y venir. A un futuro semental no se le debe torear nunca cerca de las tapias de la plaza (muro del redondel), si tiene bondad y nobleza se dejará torear y puede parecer bueno, paro la verdadera bravura busca los medios y no las tablas. Superadas las pruebas, queda ya la nota suprema: Abrir la puerta y puede ocurrir que se niegue a salir, o lo que es mejor, que después de salir vuelva en busca de la puerta; si entonces lo vuelve a citar el picador y acude a tomar ese puyazo fuera de todas las previsiones, es que estamos ante un ejemplar fuera de serie, pero no acaba ahí la prueba del semental, todavía hace falta que ligue, la mejor tienta es la nota de las crías, si da un porcentaje alto de aprobadas ya no hay ninguna duda, porque si después de haber sido superior en la tienta, luego hecha becerras de desecho es que no vale nada, lo dicho la mejor tienta son sus productos, que ligue bien. Sin duda alguna la vida del ganadero está llena de sorpresas apasionantes. El semental y las vacas son los dos pilares fundamentales en lo que se basa una dehesa, por una parte, están los sementales, que son los encargados de mantener la línea de la ganadería, definiendo su tipo y hechuras, y transmitiendo sus características de bravura; son elegidos, antes de la época de tentaderos, por hechuras y reata, ya que su físico es tan importante como su bravura. Lo normal es que cada semental tenga que cumplir con cincuenta vacas, hay fincas con muchos cercados que se distribuyen en lotes de cuarenta (son las menos), en otras más modestas y con menos acomodos, al toro le toca cubrir sesenta y hasta ochenta vacas. Hay ganaderos que las tienen todas juntas y echan un semental hasta mayo y otro hasta el 25 de julio que es cuando suelen retirarse, no hay normas generales, lo habitual son lotes de medio ciento de hembras por cada macho. A los sementales nuevos se les prueba el primer año con veinte vacas y luego están tres sin cubrir hasta que se comprueba el resultado de las crías, cuando el toro va viejo, también se le pone un grupo reducido, normalmente, a los quince años ya están prácticamente agotados. Existen excepciones como "Tejedor" de Arranz que se murió a los 22 años y estuvo cubriendo hasta las últimas, pero es poco frecuente. Como norma general cuando el toro empieza a envejecer, flojea ya la calidad de sus productos, por el lógico desgaste, liga peor y sus crías empiezan a sacar más defectos, un buen semental puede servir desde los cinco o seis años en que se echa definitivamente, después de probar las crías hasta los quince, pero dos o tres años más en plan residual. Viejo y desechado para padrear, queda liberado de cualquier otra tarea y en agradecimiento por los años de dar crías al ganadero, queda confinado en un potrero gozando de sus últimos años de vida, en la tranquilidad del campo bravo. El comportamiento de estos machos como auténticos reyes de la ganadería, es distinto al de cualquier toro de camada, que como sabemos, mueren vírgenes porque no se les deja cubrir a ninguna hembra; estos toros de la camada que van a morir en la plaza se desahogan masturbándose o montando a los dos o tres más débiles, que hacen de maricones pasivos y suelen dar muy buen juego en la plaza. En cambio, el semental tiene plena conciencia de su rango como si supiera que tiene derecho a un cuidado especial y así es, todos los años antes de ir a sus deberes se les desparasita del pulmón, intestinos, e hígado, luego un choque de vitaminas y ya está listo para los siete meses de "trabajo"; al terminar a finales de julio, se repite el tratamiento y queda libre para los cinco meses de descanso, en que vive en un cercado separado de los demás "compañeros" o en la cerca de los becerros destetados por aquello de que los viejos y los niños hacen buenas migas. Es curioso, cómo sin tener calendario, unos días antes de los primeros de enero ya está el semental buscando la portera del cercado de las hembras, impaciente para que le abran y marcharse con su harén. Lo mismo ocurre al final de la cubrición el toro, presintiendo su descanso, empieza también a buscar la portera para que lo separen de las vacas, como un marido aburrido. El comportamiento de los sementales con las hembras también tiene sus rarezas, por ejemplo, cuando le echan el pienso no deja comer a la vaca que está cubriendo y sin embargo hay casos excepcionales en que el toro, por galantería, deja una parte del pienso para que coma su compañera que casi siempre suele ser una vaca joven. En el celo pasa lo mismo, el toro va en busca de las eralas y las utreras, pero a las viejas ni le hace caso, las espera porque ellas tienen que ir a buscarlo y a provocarlo; si en el mismo día salen dos vacas a macho, se da por descontado que se va con la mas joven y desdeña a la otra, que tarda 21 días en volver a tener el celo. En algunas ganaderías se usa el "recela" que es un eral cuya misión es "provocar" los celos a un semental perezoso o algo frío, cuando el toro ve al novillo detrás de una vaca se la quita rápidamente, de otro modo a lo peor se quedaba sin cubrir. Pero esto apenas se hace ya, el celo de la vaca puede durar dos días escasos, suele empezar al atardecer y dura hasta el anochecer del día siguiente. El toro es monógamo a pesar de estar con tantas, nunca cubre dos en el mismo día, se dedica enteramente a una y cuando se le pasa el celo se va con otra. Nunca va con dos a la vez. Estimado amigo lector: Nunca se te ocurra interrumpir a un toro cuando esté cubriendo a una vaca (haciendo el amor), no lo olvidará fácilmente y aunque los sementales no suelen ser agresivos ni arrancarse en el campo, se le despierta una fijación de odio hacia la persona concreta que le interrumpió el coito y lo perseguirá allí donde lo vea, y sólo a él, aunque con el resto del personal de la finca tenga un comportamiento pacifico. Prototipo racial en el macho: En los machos la cabeza es corta, con pelo abundante y rizoso en la frente, morro ancho, y ollares dilatados, cuernos en gancho y bien desarrollados, pero de tamaño, color, dirección y sección diferentes; los ojos son pequeños, de expresión viva y mirada agresiva, orejas pequeñas y muy móviles, de cuello corto y potente, con papada discreta y gran morrillo. Predominio del tercio anterior, siendo el posterior defectuoso y escurrido, el cuerpo es recogido y armonioso, tronco cilíndrico, con costillares arqueados, línea dorsolumbar recta o ligeramente ensillada, lomos musculados y vientre recogido; la grupa es corta y derribada, cola de inserción recta larga, fina, y con gran borlón, nalgas rectas o convexas, y extremidades finas y fuertes; la altura a la cruz es muy variable de unas ganaderías a otras, pudiendo señalar como cifra medía entre 120 y 130 cm.; y el peso como termino medio ronda en los machos adultos entre los 450 a 600 Kg. Promedio, en función de la ganadería y el estado de carnes. Fuente : Jaime Montoya ( TORERO )