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domingo, 10 de junio de 2012

El toro bravo en Pamplona, las fiestas de San Fermín Se llaman así en honor de su Santo Patrono: Fermín de Amiens quién nació en Pompaelo (hoy Pamplona), su padre era un senador pagano de la administración romana que gobernó esa región en el siglo III. Se convirtió en misionero cristiano y a la edad de 24 años fue el primer obispo de Amiens, años más tarde tras negarse a cesar su prédica, fue decapitado por la oposición oficial a la doctrina cristiana cuando contaba con 31 años. Estos festejos conocidos en la actualidad como “pamplonadas” tienen una duración de nueve días y se inician todos los años a las ocho de la mañana en punto del día 6 de julio, cuando suena el tradicional chupinazo (cohete) que anuncia la apertura de las puertas de los corrales; una vez que todos los toros están en la calle suena el segundo y hasta que no suene el tercero, significa que el encierro no ha terminado. Los mozos que corren con el encierro, entonan el siguiente canto: “A San Fermín pedimos por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición”; esta plegaria la entonan por vez primera a las 7:55 hrs., se repite faltando tres minutos para la salida de los toros y finalmente a las 7:59 hrs. En América, para ser exactos en México, se ha vuelto una tradición hacer algo similar (que no igual) en Huamantla, Tlaxcala; San Miguel Allende, Guanajuato y en Nuevo León. No existen registros que aseguren los comienzos del encierro, se dice que entre los años 1385 y 1387 ya existía en Pamplona, cuando los toros que llegaban a la ciudad para ser lidiados, permanecían en el exterior del casco urbano (a la orilla de los ríos Arga, Sadar y Elorz) antes de ser trasladados a la carrera a la plaza de toros de noche. Los historiadores coinciden en apuntar al siglo XVI como la fecha más próxima de este comienzo, en la que se corrieron toros por las calles de la capital navarra. Al parecer desde tiempo inmemorial y hasta 1843 un empleado municipal a caballo abría la comitiva, acompañado de un segundo jinete que anunciaba la presencia de las reses con su corneta, entre ellos y los astados nadie se interponía, detrás de la manada, pastores y empleados azuzaban a las reses. Aunque no hay constancia de ello, es probable que no se permitiera la participación de otros acompañantes, pero a partir de 1853 con la utilización de un nuevo coso ubicado en la actual plaza del Vínculo, se realizó la entrada de los toros por el Portal de San Nicolás (hoy, avenida de San Ignacio) y en 1866 se solicitó el permiso para que los astados pudiesen efectuar dicho recorrido. El gobernador civil aceptó, pero sugirió medidas menos arriesgadas, el 1 de julio de 1867, se redactó y publicó un bando que contenía quince prevenciones que debían respetarse, el encierro de Pamplona no ha contado con oposición por parte de las autoridades estatales, vecindario y portavoces desde 1876. Su trayecto ha permanecido inalterable: Baluarte de Rochapea, plaza Consistorial, Mercaderes y Estafeta; al finalizar esta última calle, el encierro se dirige hacia la izquierda para enfilar hacia la entrada al coso; en todas las etapas de esta tradición, se pretendió disminuir el peligro para los participantes en este espectáculo; pero fue hasta los años 50’s en que surgió el llamado doble vallado, que se fue colocando en todas las zonas del recorrido en las que se encontró espacio hábil y más recientemente se innovó en el acceso al coso con las denominadas gateras. Los corredores, tal y como los conocemos hoy, comienzan con la desaparición de la figura del jinete en torno al año 1867; por aquellas épocas los encierros se celebraban a las seis de la mañana; entre 1918 y 1923 se hizo a las cinco; en 1924, se corrió a las 7:00 horas, y 50 años después en 1974, se estableció el actual horario de las 8:00 a.m. A lo largo de toda su historia, el encierro se ha cobrado 14 vidas humanas, todas ellas entre el siglo XX y principios del XXI; la masificación y la desinformación son señaladas por los expertos como las principales causas de mortalidad dentro de la carrera. Fermín Exteberría, fallecido el 24 de septiembre de 2003 como consecuencia de un fuerte traumatismo en la cabeza, ha sido la última víctima mortal de una fatídica lista que escribió su primer nombre en 1924. Durante la feria de pamplona en la carrera del encierro el lugar no importa, la seguridad es lo que cuenta, Después del cohete o chupinazo da inicio la carrera del encierro, afortunadamente, la mayor de las veces...sólo pasan sustos; es una realidad que las cornadas que han sufrido los corredores durante el trayecto son por errores y desconocimiento, ya que no es fácil correr delante de los toros, los que saben, sugieren se corra a su lado (pero el problema para hacerlo es la multitud que corre por igual). Algo importante es que la carrera no es en piso de tierra porque de por sí el arribo a la plaza siempre es accidentado imagine usted amigo lector si el recorrido fuera en este tipo de terreno , pero una vez que los toros llegan a la plaza, entran a los corrales por la puerta de chiqueros, para ser sorteados, enchiquerados y lidiados por la tarde en la corrida previamente anunciada. Y tarde a tarde ante plaza llena, los toreros deben dar lo mejor de sí mismos...definitivamente para reposicionarse dentro de la baraja taurina.