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miércoles, 13 de junio de 2012

La suerte de banderillas El segundo tercio o de banderillas es como todo en la lidia actual, producto de una evolución de antiguas suertes: las banderillas eran arponcillos que se lanzaban al toro hasta que, según "La Tauromaquia" de Rafael Guerra "Guerrita" (1896), comenzaron a practicarse de manera un poco más ordenada, colocándolos de uno en uno, saliendo a la carrera a pie, con el capote en una mano para librarse mejor de la acometida del toro. No guardaban turno ni reparaban sitio. No se sabe, dice "Guerrita" cuando se estableció la práctica de colocar a pares las banderillas, sólo que a fines del siglo XVIII ya se colocaban de este modo. A alguien se le ocurrió por allá en el siglo XVII adornar los arponcillos y al mismo o a otros colocarlos de poder a poder para darle más dramatismo a la suerte. En estas apreciaciones coincide el "Cossío" y agrega que las banderillas se denominaban "alegradores" por el efecto que producen en el comportamiento de la res, que viene un tanto apagada por el trauma de la pica o por cualquier otra circunstancia de la lidia. Las banderillas: Comenzaron por una infancia precoz puestas con un arpón y un cabo de madera que al poco tiempo se comenzaron a adornar con papeles, flores y hasta banderas, de donde algunos deducen su diminutivo, que niega Cossío. Pepe-Hillo señala en su Tauromaquia que la banderilla debe tener un palo de dos cuartos y medio de largo al que se adorna y se le agrega un hierro a modo de arpón, mientras que Guerrita dice que el palo no debe exceder de sesenta y ocho centímetros con una porción sin adorno de seis centímetros, y al extremo se coloca una puya o arpón. Actualmente la banderilla (también llamada rehilete o garapullo) es un palo delgado, de unos 70 a 78 centímetros de largo, recubierto y adornado con papel picado y con un hierro en un extremo, a modo de arpón, empleado en la lidia para clavarlo de dos en dos en el cerviguillo del toro. La mejor forma de clavar los también llamados palitroques es haciendo esta suerte en tres tiempos, en el primero se camina hacia el cornúpeta de frente y después de citarlo para que embista, el torero se dirigirá hacia la pala del pitón del toro del lado que vaya a banderillearle, es menester que al iniciar la carrera si el torero se desplaza hacia su lado derecho, el primer paso sea con la pierna de ese lado, para así mantener la sincronía de los movimientos, (si se va hacia su lado izquierdo, dará el primer paso con la pierna izquierda). El segundo tiempo de esta suerte sirve para abrirse un poco en el viaje del toro, para ganarle la cara (poder salir bien librado del encuentro) y por último, el tercer tiempo, consiste en cerrar el camino del toro diagonalmente hacia él momentos antes de clavar las banderillas, lo que da lucimiento, seguridad, certeza al clavar y permite no salir trompicado en el encuentro. En España la mayoría de los toreros, acostumbra empatar los palos (juntar las manos) antes de llegar a la cara del toro, para después levantar los brazos y dejar puestos los también llamados rehiletes. En México hacerlo como se dice comúnmente a la mexicana, solamente difiere en que al levantar los brazos no se juntan las manos con los palos, se levantan paralelamente y se dejan caer sincronizadamente para igualar el par en el morrillo del burel, es un poco más difícil porque si se aprieta un poquito un dedo o una mano, ya no se logra el cometido, uno de los más grandes exponentes de esta suerte a la mexicana fue el matador de toros David Liceaga, años después lo hacía su sobrino Mauro Liceaga, sin menosprecio alguno debo decir que en la actualidad existen excelentes matadores de toros mexicanos que realizan el segundo tercio con facultades, elegancia y vistosidad pero a “la española”. Existen varias formas de banderillar: A la media vuelta: Es la más fácil y puede hacerse de dos modos: uno, colocándose el diestro detrás y a poca distancia de la res, a la que llamará la atención, por un lado, dando una voz o haciendo chocar los palos. Al volver el toro la cabeza y antes de que acabe de volver el cuerpo, clava el banderillero los palos y sale por pies. El otro medio consiste en salir de lejos por detrás de la res, que puede estar parada o levantada, llamarla al estar cerca y desviándose algo al lado por donde se ha de hacer la suerte, para que el toro vea el bulto, hacer de modo que al volverse por completo se encuentre ya con los rehiletes clavados. En los dos sistemas hay que procurar que el toro no se vuelva por el lado opuesto, que supondría una cogida segura. Al cuarteo: Es la más frecuente y se ejecuta saliendo en busca del toro desde una distancia proporcionada que se debe calcular según los pies del toro. Cuando éste se fija y sale en busca del bulto que hacia él se dirige, el torero sigue avanzando para ganar la cara hasta hallarse en el centro de la suerte; entonces el toro humilla, el diestro se cuadra, mete los brazos y sale libre por su terreno al dar la fiera el derrote. También se clavan los palos antes de cuadrar, embrocándose el torero y cuadrando a su lado natural cuando el toro va a derrotar. Este medio es difícil y de mérito, siendo por tanto el que menos se usa. Al quiebro: El Gordito" fue el perfeccionador y, tal vez, el inventor de esta suerte, que tiene la variante del quiebro en silla o banderillas en silla. la suerte consiste en ponerse frente al toro, a pie firme y con los talones unidos, citándole y esperando su acometida. El diestro, sin mover los pies, tuerce el cuerpo y brazos a un lado, al llegar el toro, marcándole el sitio del bulto y al humillar aquél recobre su posición normal y le clava los rehiletes libre del hachazo o derrote. En este suerte se distinguieron además "Carancha", "Lagartijo", "Guerrita" y Fuentes, que las ejecutaban en ocasiones con los pies sobre un pañuelo, dentro de un sombrero, de un aro, etc. la variante de esta suerte consiste en citar al toro sentado en una silla y marcarle la salida al llegar al terreno y echando a un lado los brazos y parte superior del cuerpo, levantándose al humillar la res y dar frente al costado ante el que cuadra y se para, clavando las banderillas libre ya del derrote. El toro embiste a la silla, que suele llevarse en las astas. Al recorte: En esta suerte el torero sale a encontrarse con el toro como para hacerle un recorte; recorta al humillar el animal en el centro de la suerte, haciendo el preciso quiebro con el cuerpo y retrasando la salida casi pegado al costado del toro y de espaldas al testuz para que al dar la fiera el derrote se clave ella misma los rehiletes. Para esto el diestro tendrá la mano del lado del toro vuelta atrás, con el codo alto y la otra pasando por delante del pecho, igualando así la punta de las banderillas, que quedarán clavadas de atrás adelante. La salida es como la del recorte. Antes se consideraba una suerte suprema. Al relance: Consiste en aprovechar la salida del toro cuando viene empapado en un capote. Basta para llegar a su terreno, cuadrar y meter los brazos, saliendo sin precipitación porque el toro, ya castigado, no suele revolverse. Al sesgo: Se hace con reses aplomadas, en su querencia y sin pies. Se procura que el toro esté algo terciado con las tablas y frente a su cabeza se coloca el banderillero llamándole, arrancando pronto y formando poco círculo; al llegar a la cabeza le clava los palos sin cuadrar y sigue su viaje buscando el callejón, si lo cree necesario. Al volapié: Se cita de cerca, después de cuadrado el toro, iniciando algún cuarteo al avanzar y en el centro de la suerte se cuadra al lidiador y mete los brazos. Al pie firme o topacarnero: Es la más difícil de ejecutar y necesita toros nobles y boyantes o que tengan muchos pies y vayan directos a la querencia. Se sitúa el torero a buena distancia del toro, alegrándole y esperándole a pie firme y al humillar la fiera para dar el derrote, se sale el banderillero del embroque por medio de un quiebro de cuerpo y por medio de un paso atrás del lado que le convenga. El banderillero, moviéndose muy poco o nada, debe quedar en su puesto viendo marchar a la fiera. Esta suerte se llama también de pecho o a pie firme y es de gran lucimiento. A toro corrido.: Semejante al relance, sólo que el toro no sale de otro par, sino que va persiguiendo a un peón, empapado en el capote. De frente: Se iguala al toro en los tercios, situándose el diestro en los medios, en línea recta y saliendo hacia el cornúpeto, cuadrando en la cabeza y alargando los brazos para igualar y consumar la suerte, saliendo de la cara con un quiebro del cuerpo. De poder a poder: Se dice cuando el torero ha hecho la salida y el toro arranca cortándole terreno con muchos pies. Es una suerte muy arriesgada. Cada una de estas formas de banderillear definitivamente requiere de conocimientos, facultades, habilidad y destreza para lograr el lucimiento que se busca. Depende de cada torero el ponerle “la sal y la pimienta” a cada suerte (prepararla, exhibirla, gozarla, ejecutarla), hacerlo con personalidad propia para lograr el objetivo final que se busca: dejar huella en la memoria de los aficionados y buscar la inmortalidad en esta suerte del toreo.