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miércoles, 13 de junio de 2012
Esta es la historia de “Marquito”, semental de la ganadería de Ana Romero, indultado por Ortega Cano en la plaza de toros de Granada un día 3 de Junio de 1.994.
“Marquito” era de capa cárdena y con unas hechuras típicas del encaste santacoloma, que salió al ruedo granadino en cuarto lugar y fue lanceado suavemente por verónicas y llevado al caballo por gaoneras. El toro, entre tanto, se mantenía atento a los capotes y Ortega Cano lo citó de lejos para hacerle un vistoso quite por chicuelitas.
Después, ya en la faena de muleta, por su forma de embestir con una raza y una calidad extrema encandiló a los tendidos. Y se indultó. Y Ortega Cano y “Marquito” pasaron a la historia, uno con los máximos trofeos y el otro para padrear a la ganadería.
Allí, en los corrales de la plaza, le hicieron las primeras curas de urgencia y fue embarcado de nuevo en el camión para regresar a al finca “Las Cobatillas”. Junto a el iba el mayoral de la ganadería, Francisco Gómez. Al llegar, de madrugada, a la finca todo el personal y el veterinario aguardaban impacientes para curar las heridas del bravo toro. Hasta aquí lo normal para cualquier toro indultado.
Pero cuando llegaron, y con el sol ya apareciendo en el horizonte, el mayoral preparó su caballo y se fue al cercado de las vacas madres. Al volver este le preguntaron que donde había estado, y Francisco contestó:
Todos los que le escucharon, boquiabiertos, volvieron a preguntarle que había pasado, y Francisco les contestó: .
Y seguro que así fue, seguro que se produjo ese instante efimero entre la vaca y el mayoral, cruzando sus miradas un amanecer eterno del mes de junio y sintiendo en su interior la verdadera grandeza que rodea al toro bravo.
Fuente TIERRA DE DEHESAS
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