LOS CABESTROS O BUEYES, RAZA Y LA FUNCIÒN DE ESTOS ANIMALES EN LAS DEHESAS Y PLAZAS DE TOROS.
Según el diccionario de la real academia española, un buey es un toro castrado, mientras que un cabestro es un buey manso que se utiliza en las ganaderías como guía de las toradas; por lo que se puede afirmar que un cabestro es un buey adiestrado para ser utilizado con unos fines específicos en las ganaderías bravas y es manso por ser un bóvido de una raza diferente a los de lidia y no por efecto de la castración como algunos creen.
Pero mucho cuidado con este concepto, porque todos los cabestros son bueyes, pero la mayoría de los bueyes no son cabestros. Su labor en las ganaderías podríamos afirmar que es casi muda, porque solo se les conoce por el inconfundible sonido del cencerro acariciándole la badana.
En el vocablo o jerga taurina se les llama cabestros, mansos, bueyes, todos ellos confluyen en darle nombre a los "guías" del toro bravo, suelen colocarle un cencerro o campano, para que los hagan sonar a su paso; estos animales son amaestrados y enseñados, para hacer la función para la que se les mantiene hasta su longevidad en la ganadería o en las plazas de toros.
Cuando se les llega a ver sin el cencerro en el campo bravo, significa que están de descanso y durante este tiempo se les deja en un cerrado, tranquilo de sus quehaceres habituales.
Cuando llega la hora de manejar el ganado bravo, dos cabestros ocupan los costados del caballo que monta el vaquero a modo de "escoltas" a estos animales se les llama CABESTROS DE ESTRIBO. Uno se sitúa a la cabeza de la tropa y es el encargado de abrir camino, otros arropan la tropa de toros por el exterior del grupo, acabando por los CABESTROS ESCOBA, que como su nombre indica hacen el cierre y evitan el desmando de las reses bravas. Son castrados y normalmente cada uno de ellos tiene un lugar que ocupa con rigurosidad (y ellos lo saben) cuando se mueve la tropa de ganado ya sean toros, vacas o becerros.
Su función en la dehesa hoy en día es muy necesaria, muchísimo mas lo era en la antigüedad, cuando se hacían los traslados de ganado bravo a pie tardando en llegar hasta DOS MESES, su andar era por cañadas y veredas desde la baja Andalucía, hasta el norte de España y en México por entre las sierras hasta llegar a la ciudad en donde se iban a lidiar. Hoy día también son empleados en fiestas y romerías sirviendo de animales de "tiro" y tracción como pueden verse en la Romería de la Virgen del Rocío, en Huelva.
Es un toro, generalmente de una raza utilizada para producción de carne, que se castra a los dos años para facilitar su doma, tras un largo proceso de aprendizaje, también se utilizan en las plazas de toros para conducir de vuelta a los corrales a los toros que por alguna circunstancia no fueron aptos para la lidia; y en los encierros como el de Pamplona para abrir y cerrar la manada e indicar el camino al resto de los animales.
Una ganadería dispone de varios centenares de vacas de vientre, de lo sementales precisos y de las paradas de cabestros, necesarios para mover el ganado en el campo. Los machos de raza morucha, son los que generalmente se utilizan como cabestros, el termino cabestro no designa una raza específica como ya se ha explicado, pueden emplearse diferentes razas de ganado vacuno para esta finalidad. La raza Morucha, a lo largo de su historia, ha sido aprovechada como animal de trabajo, como vacuno de lidia y en la producción de carne. Destaca su rusticidad, alta capacidad de aprovechamiento y gran adaptación al medio. Tiene su origen en el tronco negro ibérico y los animales poseen las características propias del mismo.
La raza está formada por animales de perfil recto, proporciones y tamaño medio. Su capa cárdena, engloba animales con una mezcla uniforme de pelos negros y blancos pudiendo presentar tonalidades claras, oscuras y entrepeladas, tolerándose manchas blancas en la línea inferior del cuerpo. El color de los cuernos es blanco sucio en la cepa y pala y negro en la punta. No se admite en el prototipo racial la cornamenta muy desarrollada y heterotípica. Las orejas de los animales de raza morucha destacan por el abundante pelo que presentan en el interior y en el borde posterior. La reproducción suele ser por monta natural, los animales de esta raza se reproducen hasta edades avanzadas y poseen un índice de fertilidad muy elevado, pudiendo producir un ternero por año y reproductora.
Algunas de las más utilizadas por sus aptitudes naturales son la berrenda en colorado y la berrenda en negro, los machos castrados de estas razas pueden superar los 800 kilos y poseen enormes cornamentas, aunque mansos, a veces tienen algunos rasgos de bravura que se creen están originados por los cruces con ganado bravo que se practicaban antiguamente en las ganaderías.
No son infrecuentes las cornadas por cabestros, aunque a veces tienen consecuencias graves (recordemos un pasaje vivido en la Monumental Plaza de toros México, al respecto:
Séptima Corrida de la Temporada Grande.
Domingo 20 de enero de 1974
6 Toros de la ganadería de “Reyes Huerta”, para Manolo Martínez, Adrián Romero y Pedro Gutiérrez Moya “El Niño de la Capea”.
En cuarto lugar para Manolo Martínez salió "Huapanguero", marcado con el número 19 y un peso de 492 kilos, el toro manso de salida salta al callejón y en el tercio final de su lidia Manolo se hace del toro con la muleta, le traza derechazos y naturales de excelente manufactura y expresión, pero estaba tan engolosinado toreando dándole su tiempo y su aire al astado, que la faena se fue de largo en el tiempo reglamentario, cuando se perfila para matar se escucha el primer aviso, Manolo molesto por este hecho, encara a la autoridad tirando muleta y espada a la arena, para meterse al callejón, el Juez de Plaza o Presidente de la corrida era el C.P. Don Jesús Dávila, el público molesto por la reacción del matador de inmediato le abronca con fuerza; y suena el segundo aviso, la bronca se acrecenta y llega el tercer aviso.
Entonces Manolo, va al toro y le pega diez muletazos llenos de arte y poder haciendo que el público que momentos antes le abroncaba se entregue a su arte y lo aclame con el grito de: ¡Torero! ¡Torero!, se tira a matar dejando media estocada bien colocada, el toro dobla, surgen los pañuelos solicitando una oreja (en una petición total del público asistente) para el llamado Milagro de Monterrey, y de manera inexplicable el juez, ordena que salgan los cabestros para que se lleven al toro a los corrales , que ya permanecía echado en los medios.
Al salir estos a la arena uno de ellos embiste al Matador con toda su fuerza, haciendo que este se tire a un lado de "Huapangero" para cubrirse; y … ahora la bronca es para el juez, por la imprudencia de sacar los cabestros y negarle el trofeo solicitado a Manolo. Martínez, quién da la vuelta al ruedo, mientras en el tendido una rubia aficionada, emocionada por la faena se despoja de blusa y sostén y se lanza al callejón mostrando sus “lolas” a todos los espectadores; por lo que es sometida por la policía cuando se disponía a salir del ruedo y el Matador Manolo Martínez por otra parte recibe una multa por la cantidad de cincuenta mil pesos por lo sucedido; como dato curioso y anecdótico el cabestro que había embestido a Manolo, recibió a partir del domingo siguiente el nombre de “El Martinete” (por Martínez).
Fuente: Jaime Montoya Escamilla.