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martes, 26 de junio de 2012

Uno de los primeros síntomas de la llegada del verano es la aparición de las brevas, el primer fruto de la higuera, árbol que junto a la vid y el olivo son, según el gran Martín Ferrand, emblema de nuestra tierra. Cuando, al margen del calor, las brevas están a punto, no hay duda: el verano ha llegado para instalarse durante, al menos, los tres meses siguientes, con sus rigores, sudores, mudanzas, incomodidades, playas atestadas, chanclas, bermudas y etcétera, etcétera. Otra señal, que en lo tocante al mundo taurino es mucho más clara y gratificante, es la celebración de la feria de Hogueras de Alicante. Un serial que, efectivamente, indica que llega el estío y, con él, las ferias de multitud de pueblos y ciudades. Atras ha quedado el larguísimo -y para muchos interminable, por pesado, aburrido y contumaz- serial isidril, con su aperitivo, Feria de la Comunidad, y coletilla, este año denominada de manera tan rimbombante como incomprensible Feria del Arte y la Cultura. Ya es recuerdo el mal trago que supone pasar por Las Ventas y por delante, San Fermín al margen, se vislumbran festejos mucho más amables, sin tanta exigencia y de mayor comodidad. Y de todos ellos, son los de Alicante los que marcan la pauta. Un abono de segunda -como lo es por prescripción administrativa su plaza- que este año ha conseguido ser de primera. Repasando los carteles de las principales ferias hasta ahora vistas, ninguna ha conseguido reunir el plantel de diestros de primera línea que se exhiben en el escaparate alicantino. La crisis abierta por el asunto ASM hizo que ni en La Magdalena, Fallas o Sevilla estuviesen todos los que dicen ser y llamarse figuras y en Madrid, cuestiones televisivas al margen, la hostilidad de cierto sector del público, la dificultad de un toro que no suele embestir o la necesidad por parte de la empresa de abaratar costos fueron clave para que se borrase algún que otro nombre. Y lo que los empresarios de las grandes plazas no han logrado, no parece que haya sido difícil para Serolo. O para Iniciativas Taurinas Alicantinas, que es la firma bajo la que opera en Alicante Sebastián Rodiguez López, Serolo ya para el taurineo en cualquier caso. Al margen de José Tomás -cuyo especial y arcano diseño de sus temporadas hace impredecible dónde y cuándo le apetece torear- y que este año ha concedido los beneficios de su rentrée a Badajoz, en Hogueras estaban anunciados todos. Desde El Juli hasta Morante de la Puebla, pasando por Castella o Perera. Y, naturalmente Ponce, que a la sombra del Benacantil tiene un enorme tirón, y Manzanares, el gran ídolo local. También es de la partida Hermoso de Mendoza. Y hasta entra Talavante, que ocupará el sitio de un Juli que finalmente no podrá estar repuesto de su fractura de clavícula. En cuanto al ganado, la oferta es, asimismo, de primera, y en el coso de la Plaza de España habrá toros de ganaderías que aparecen en las principales ferias del calendario: Zalduendo, Niño de la Capea, Puerto de San Lorenzo, Martelilla... y que dan garantía, a priori, de espectáculo. Fermín Bohórquez surtió el festejo de rejones y Cebada Gago es la apuesta para los aficionados al toro más duro. El conjunto, ya lo ven, es, sobre el papel, impecable. Si se acuerdan de aquella parábola de la higuera, el dueño de una finca ordenó que, al no dar ya frutos, la cortasen. Un criado le sugirió que, en vez de eliminarla, le diese un tiempo para podarla, abonarla y cuidarla. Así se hizo y al cabo de unos meses de sus ramas volvieron a brotar excelentes brevas e higos. Esta feria sanjuanera, sobredimensionada en su día, se dejó un poco a su aire y comenzó a secarse, dándole la espalda la gente. No faltó quien pidió que de ella se hicese también leña. Pero, trabajando casi siempre suele haber recompensa y Serolo ha visto como este serial vuelve a contar, siendo la llave del verano y uno de los más dignos de la temporada. Fuente. Paco Delgado.

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