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sábado, 21 de julio de 2012

Parra Dueñas, Agustín, o "Parrita" (1924-1994).
Matador de toros español, nacido en Madrid el 5 de mayo de 1924, y fallecido en la capital de España el 6 de junio de 1994. En el planeta de los toros es conocido por el sobrenombre de "Parrita". Nacido en el seno de una familia ligada por casi todos sus costados al mundillo taurino (su padre, Bartolomé Parra, se había distinguido como un soberbio subalterno, y su tío Ángel Parra fue un picador de renombre), el joven Agustín se inclinó desde muy temprana hacia el oficio de torero. Las buenas relaciones familiares le permitieron curtirse en diferentes tientas, capeas y herraderos, faenas que, unidas a sus intervenciones en algunos festejos populares de escaso relieve taurómaco, constituyeron su primer aprendizaje del Arte del Cúchares. El siguiente paso fue, lógicamente, enfundarse por fin un terno de alamares, meta que alcanzó el día 9 de agosto de 1942, en la localidad gaditana de Algeciras, donde logró que le vieran algunos taurinos profesionales que le proporcionaron diversos contratos para ir fogueándose en el duro aprendizaje del toreo. Tras acudir, durante dos largos años, a todas las plazas en que era requerida su presencia (por escasa que fuese la categoría del lugar), consiguió finalmente que se le ofreciera la oportunidad de presentarse en Madrid ante la primera afición del mundo. Tuvo lugar esta presentación el día 13 de julio de 1944, fecha en la que la plaza Monumental de Las Ventas asistió a la reunión, en un mismo cartel, de tres jóvenes figuras en ciernes: el susodicho "Parrita", Luis Miguel Lucas González ("Luis Miguel Dominguín") y Rafael Martín Vázquez. Ya por aquel entonces era Agustín Parra Dueñas uno de los novilleros más destacados del escalafón de los toreros principiantes, por lo que decidió tomar la alternativa en la temporada siguiente. En efecto, el día 9 de mayo de 1945, en las arenas del coso valenciano, hizo el paseíllo acompañado de su admirado Manuel Rodríguez Sánchez ("Manolete"), que hizo las veces de padrino para cederle los trastos con los que había de lidiar y estoquear a un morlaco perteneciente a la vacada de Galache, que atendía a la voz de Cidro. En calidad de testigo, se halló presente también aquella tarde el espada mejicano Carlos Ruiz Camino ("Carlos Arruza"). Aún no había acabado aquel mes de mayo de 1945 cuando Agustín Parra ("Parrita") compareció de nuevo ante sus severos paisanos madrileños, esta vez dispuesto a confirmar los méritos que le acreditaban como matador de reses bravas. Tuvo lugar esta ceremonia el día 30 de dicho mes, en el transcurso de la Corrida de Beneficencia de aquel año. Como padrino de confirmación, hizo el paseíllo aquella tarde el coletudo mejicano Fermín Espinosa Saucedo ("Armillita Chico"), quien facultó al confirmante para que muleteara y estoqueara a otro toro de Galache, en presencia -esta vez- de dos testigos: el lidiador toledano Domingo López Ortega ("Domingo Ortega"), y el ya citado Manuel Rodríguez Sánchez ("Manolete"), que a la sazón era el espejo en que se miraban casi todos los matadores de la época, y muy especialmente Agustín Parra ("Parrita"). En aquel cartel de ocho toros se jugaron reses de dos ganaderías: cuatro de Galache y otras cuatro de don Antonio Pérez. Cada vez más seguro en los puestos cimeros del escalafón, a finales de los años cuarenta "Parrita" se convirtió en un ídolo de la afición madrileña, como lo prueba el hecho de que cerrara la temporada de 1947 habiéndose proclamado el número uno en cuanto a corridas toreadas (se vistió el terno de alamares en setenta y una ocasiones). Aquel año, que fue el de la trágica desaparición de "Manolete", "Parrita" pareció llamado a sustituir al monstruo cordobés en el trono del toreo, circunstancia que no llegó a producirse debido a la mala suerte que empezó a cruzarse en el camino del espada madrileño. En efecto, en 1950 sufrió una gravísima cogida en la plaza segoviana de El Espinar, donde un morlaco perteneciente a la ganadería de Pimentel Gamazo le asestó dos cornadas, una -muy grave- en el muslo derecho, y otra -de menor consideración- en la región pectoral. Los efectos perniciosos de este serio percance no se hicieron esperar, ya que "Parrita" no volvió a torear en el resto de aquella temporada (en la que llevaba lidiados treinta festejos) ni prácticamente en la siguiente (en la que sólo se vistió de luces en dos ocasiones). Quiso recuperar el puesto perdido en la campaña de 1952, en la que llegó a firmar veinticuatro ajustes; pero el interés que despertaba en la afición distaba mucho de parecerse al que había suscitado a finales del decenio anterior, por lo que Agustín Parra Dueñas optó por no volver al ejercicio activo del toreo una vez acabada dicha campaña. Retirado a su casa de Madrid, siguió ligado al planeta de los toros a través de muchos contactos amistosos y familiares. Tiempo atrás, había emparentado con la familia de su querido "Manolete", y pudo ver cómo su hijo Agustín Parra Vargas intentaba seguir la profesión paterna y volvía a resucitar en los carteles el entrañable apelativo artístico de "Parrita". Por desgracia, este segundo "Parrita" no alcanzó las cotas a las que había brillado su padre, y pronto abandonó la profesión taurina. J.R. Fernández de Cano

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