domingo, 8 de julio de 2012
Toros. Seis toros de Campoamor. Muy buen juego, algo más soso el quinto, pero todos unos grandes colaboradores.
Rejoneadores. Raúl Martín Burgos (dos orejas y rabo, dos orejas). Leonardo Hernández (dos orejas, dos orejas y rabo). López Bayo (palmas, dos orejas y rabo).
Plaza. Malpartida de Plasencia. Dos tercios de plaza, en tarde calurosa y con algo de viento.
Este año cumple el coso taurino de Malpartida cien años. No obstante, llevamos cuatro temporadas sin tener espectáculos mayores en esta localidad. Ayer, gracia al buen oficio del empresario Marcos Lozano, se pudo presenciar un interesante festejo de rejones.
Abrió plaza el madrileño Raúl Martín Burgos. Con una lidia seria, no castigó mucho al de Campoamor, montando a Atropín con los rejones de salida. En banderillas sacó a Coimbra y Uruguay, en una actuación variada y vistosa. En el último tercio con Sol, se mostró muy acertado, en una actuación sobresaliente, dos orejas y rabo. Luego, a su segundo lo lidió francamente bien, con reposo y gusto. Destacando las secuencias de preparaciones con galope de costado en este caso montando a Bolero. En resumen, Martín Burgos dejó patente por qué el día tres de junio, en Madrid, obtuvo un triunfo clamoroso, con la salida a hombros.
Leonardo Hernández el es figura y eso no se consigue de manera gratuita. Con una técnica depuradísima, personalidad, carisma, fuerza y valor demostró al público asistente la razón de su lugar privilegiado dentro del escalafón. Cortó cuatro orejas y un rabo. Hizo las cosas de verdad. Muy buenos los espectaculares quiebros iniciado en el otro extremo de la plaza. Puso banderillas de las cortas al violín con las que epilogó dos de sus faenas. A sus oponentes los llevó imantados al cuerpo del equino. Actúo con Cairele, Duque, Verdi, Amatista, Barroco y Xarope.
López Bayo se presentó en esta localidad con tres actuaciones. Me gustó como verificó la suerte a farpa, es decir, cogiendo al toro de frente para clavarle el rejón en buen sitio, llevándolo cosido a la grupa del caballo y aprovechando un esquivo de este para ponerlo. Bien con las banderillas en sus ambos oponentes. Debe mejorar con el rejón de muerte. El valor en el rejoneo lleva aparejado el esfuerzo que realiza el jinete. Es joven y puede ir a más. Su balance fue de palmas y dos orejas y rabo.
Fuente: www.hoy.es
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