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miércoles, 22 de agosto de 2012

José Sánchez del Campo Cara-Ancha
Nacido en Algeciras 8 de mayo de 1848. Familia acomodada. Muerte del padre en su infancia. Se marchó con su madre y dos hermanos, Manuel y Pedro, a Sevilla. Pintor dorador. Comienza a frecuentar el campo para ser torero, duerme en cuadras y vuelve a Sevilla para seguir su profesión para ganar dinero para la familia. El 14 de abril de 1865, en trance de muerte por una cornada en la pierna en Sanlúcar la Mayor. Protegido por el marqués de Albentos, puso banderillas y luego las puso en 1869 en la cuadrilla del Gordito. Ingresó en la cuadrilla con Manolín y el Pescaero. Toreó una vaca desmandada en una fosa del cuartel del cuartel de Artillería, lo que fue un suceso popular. Se fue a Portugal con Gordito y aprendió las banderillas al quiebro con elegancia y majestad. En Portugal le apodaron el Pollo. Cogida grave en la axila en Cádiz el 24 de abril de 1870 por un toro de Murube. Se perfecciona y se separa de Antonio Carmona Gordito en 1873, para irse a la de Manuel Fuentes “Bocanegra”. Toreó en Madrid en marzo de 1874. Quiso que Bocanegra le diera la alternativa, pero éste prefirió a Manuel Domínguez Desperdicios, que consideró que no estaba preparado. Lo allanó Bocanegra y la tomó el 27 de septiembre de 1874, para confirmarla en Madrid el 23 de mayo de 1875 de manos de Lagartijo y con Currito de testigo. Ese día murió el banderillero valenciano El Llusío de una cornada en la yugular. En testimonio del bachiller González de Ribera, “Sus quiebros y lances de capa, los más perfectos de su época, le abrían las plazas y le atraían los públicos. Sus faenas, con una muleta que parecía un pañuelo, eran clásicas, reposadas, finas, acaireladas de elegancia y bizarría; arrancaba en corto y por derecho, pero Cara Ancha no cogió la muerte a los toros. No fue estoqueador certero y rápido; entraba con todas las de la ley, pero había un defecto en el cruce, que de cada diez eran bien heridos tres. Y eso le ocurrió siempre. En 1877 toreó con Gordito y Frascuelo en Madrid. Cornada en el muslo el día 24 de junio. El 6 de septiembre, puntazo en Murcia. No torea en Madrid los años 1878, 79 y 1880. Lagartijo sentía antipatía por Cara Ancha. Hubo conato de competencia. Le dijo Lagartijo a Chicorro. “Anda y trabaja descuidao que ese no trae na”. La competencia con Lagartijo acabó el 16 de junio de 1882 en Málaga. Tuvieron una bronca en público, que derivó en amistad fría. Luchó en provincias con Lagartijo y Frascuelo, las cumbres de la época. A pesar de matar mal al volapié, mató recibiendo el 19 de junio de 1881, un toro de Aleas. Tenía facultades en las piernas, reposo, entereza de corazón y seguridad de vista para recibir. Se reputa como su mejor tarde una en Madrid el 25 de septiembre de 1881, con Antonio Gil, Machío y Angel Pastor. El 2 de octubre, al matar recibiendo a un toro de Adalid, fue cogido y sólo entró en la enfermería al morir el toro. El 18 de mayo de 1882 se superó en Sevilla. Sufrió una cornada abdominal el 9 de abril, entrando, como siempre por su pie. En Sevilla tenía enemigos y acérrimos de El Gallo. Toreó la corrida del 18 de mayo de 1882. Pálido y ojeroso, se superó y los enemigos de las panarras y demás sabandijas (pitos, cencerro, ratas, almireces, murciélagos y gatos muertos) se marcharon con ellas. Sigue los años 83, 84, 85, 86 y 87…Llegan Mazantini y Espartero. Los públicos apartan su atención del toreo y prefieren al matador. Los buscadores de oro atropellan a las viejas glorias. Cornada grave en Sevilla el 29 de septiembre de 1891 al estoquear un toro. Tenía 43 años. Cara Ancha estaba algo obeso. El 21 de septiembre dio la alternativa a Quinito en Ecija, única que concedió en su vida. Preparó su despedida en 1894 en Barcelona, Zaragoza, Madrid y Sevilla. El 11 de noviembre de 1894 toreó a Caminante de Murube en Sevilla. Murió en Aznalcázar el 31 de marzo de 1925. Quien no ha visto lancear de capa a Cara Ancha no tiene ni idea de cómo ejecutaba la suerte más gallarda y gentil aquel gran torero. Su verónica no hubo quien la imitase ni quien la copiase. Colocado de frente, recogida en ambas manos, casi juntas, la esclavina del capote, un capotillo que paneas pasaba de las rodillas del espada, hacía el cite, cargaba la suerte sin abrir la tela, sino trayéndose al cuerpo con el capote plegado la res, y en el centro de la suerte, cuando tenía los toros en la faja, desplegaba en el lado de salida y despedida, recogiendo al revolverse el toro con la misma mano para repetir lo hecho”. Fue siempre popular, siempre querido y aplaudido, caridad y compañerismo no hallaron límites, su pundonor torero fue reconocido por sus mismos adversarios. De no haber coincidido con Lagartijo y Frascuelo, hoy sería el nombre más alto de la torería de aquél tiempo. Dijo Sánchez Neyra: Con él se va el último resto de aquel toreo fino que tanto enaltecieron los maestros Cayetano Sanz y Manuel Domínguez.

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