viernes, 21 de septiembre de 2012
Jose Mata.
La Palma tuvo un torero bueno. Uno solo, pero grande. Enorme. José Mata nació en Garafía un 23 de julio de 1939. Sabía pegarse a la bestia, sentir su aliento. Tenía arte. Fue aclamado en Las Ventas, en Madrid, también en Francia, y acabó siendo cogido de muerte en una plaza de pueblo, en Villanueva de los Infantes, en Ciudad Real, una desgraciada tarde en la que no tenía que salir al ruedo. Es más, tampoco el toro que lo mató debía lidiarse. Dicen que fue el destino. Que todo estaba escrito. Esta semana se cumplieron 40 años de la trágica cogida y de su fallecimiento dos días después, el 27 de julio de 1971.
Antes de que "Cascabel", un negro bragado de cuernos afilados, que iba de sobrero, pero que abrió plaza al inutilizarse una de las bestias, le rompiera la vena femoral, Pepe Mata había escrito páginas brillantes en una carrera a veces poco reconocida y que durante un tiempo compaginó con el mundo del cine. Tomó la alternativa de manos de Manuel Benítez "El Cordobés". Era 1965. Salió por la puerta grande. Ese mismo año, en Ceret (Francia), cortó dos orejas a su primero y una al que cerró plaza, lo que le valió la "Oreja de Oro". Hizo tardes memorables, con los tendidos a sus pies, como aquel 4 de octubre de 1970, cuando se encerró en Madrid con seis toros del Conde de la Maza. Era uno de los pocos de su profesión que por aquel entonces llevaba a su esposa, la bella Marie-France Goudard, a la plaza. Ella misma reconocía que "me encuentro mejor en la plaza cuando él torea, que en casa esperando una llamada..."
En Villanueva de los Infantes estuvo acompañado por dos magníficos matadores, el gran Francisco Ceballos y Antonio Millán "Carnicerito de Ubeda", un cartel atrayente al que no le costó llenar aquella pequeña plaza. "Carnicerito" falleció en un accidente de tráfico en 1976. Ceballos, más conocido por "Paco Cabello", uno de los toreros nacidos en Málaga con mayor reconocimiento, fue el que contrató a José Mata para aquella corrida. Nunca olvidará al torero palmero y mantiene en su retina todo lo que ocurrió el día que quedó con la muerte. En su relato se trasmite tristeza, pero también admiración por el hombre llegado de las Islas.
Ceballos narró a EL DÍA que "Pepe tuvo mala suerte. Él no tenía que torear esa corrida. Yo fui quien lo contrató. Tenía confianza con los organizadores y me pidieron que organizara el cartel, así como las reses, que fueron de la ganadería de Luis Frías. Fue para un pueblo, Villanueva de los Infantes. En principio, los tres que teníamos que torear éramos Juan Calero, Antonio "Carnicerito de Ubeda" y yo. Lo que ocurrió fue que el apoderado de Juan Calero tomó mal la fecha y luego en el día previsto, el 25 de julio, me dijo que ya no podía porque tenía compromiso en otra plaza. El sustituto de Juan Calero fue Pepe Mata, el gran Pepe Mata (se repite), que también era bastante amigo mío. Lo encontré en Madrid, hablamos poco tiempo y allí mismo firmó el contrato. Siempre estaba dispuesto a torear".
Un cañón de sangre.- El veterano maestro del toreo sentencia: "Era el primer toro de la tarde y le partió la femoral. Fue duro. No sabía que la sangre tuviera tanta fuerza. Le pegué un pellizco de la herida y de entre los dedos me salió un cañón de sangre. Aún lo recuerdo; me impresionó. ¡Hace ya cuarenta años, cómo pasa el tiempo! El toro lo cogió a las siete menos cuarto de la tarde y llegó a Madrid casi a las doce de la noche. El torniquete que le pusieron en la plaza no se lo habían quitado y lo primero que hicieron en el Sanatorio de Toreros fue cortarle la pierna porque ya iba engangrenado. No lo quisieron curar en Manzanares. Luego, a los dos días, se murió. Siempre lo tendré en el recuerdo. Aquella tarde nunca se me olvidará".
Ceballos se traslada en el tiempo para relatar la cogida: "Todo ocurrió cuando entraba a matar. Le había hecho una faena muy buena, grande, incluso le dieron las dos orejas y el rabo. Era el primero de la tarde. Luego iba yo y el tercero era "Carnicerito de Ubeda". Ese era el cartel. Pepe Mata le metió una gran estocada, matando al toro, pero con la mala suerte de que el toro también lo cogió, lo levantó y lo mató. El animal cayó a un lado y él, por el otro... Antes de la corrida estaba tranquilo, aunque es verdad que después del sorteo, me vino y me dijo "Paco, qué corrida más antifina (toros con pitones muy finos) han traído. Para un pueblo Paco, podían haber hecho algo. Aún así, estaba tranquilo".
El torero malagueño hace especial hincapié en que el diestro José Mata "era un gran torero, sus paisanos deben estar orgullosos. Era muy fino, de estar siempre en su sitio, en Madrid lo adoraban. Personalmente, me encantaba. Yo siempre le decía "cómo que eres canario y toreas con tanto arte". Es que tenía mucho arte. Hay una película que hizo junto al Cordobés en la que se ve algo. Era muy bueno, ya llevaba años en esto".
Enfermería clausurada.- En la muerte del torero palmero fueron decisivas las limitadas prestaciones de la enfermería de la plaza de Villanueva de los Infantes. Los medios de comunicación de la época cargaron con dureza contra la penosa atención que recibió José Mata, quien llegó al Sanatorio de Toreros, en Madrid, cuatro horas después de la cogida, con el mismo torniquete que le pusieron por encima de la taleguilla en la enfermería de la plaza, de donde salió en una ambulancia que dio "tumbos" hasta llegar al lugar donde finalmente atendieron al maestro.
La enfermería de la plaza, que se inauguraba aquella misma tarde, fue clausurada de forma inmediata y el médico, expedientado. Sin embargo, el doctor del pueblo, Ángel Migallón, aseguraba tras el fallecimiento del torero que "si se llega a operar aquí, hubiera muerto antes". El 27 de julio del año 1971, y como homenaje póstumo, dio la última vuelta al ruedo a la madrileña plaza de Las Ventas, escenario de grandes triunfos, a hombros de sus más íntimos, familiares y cuadrilla, en ese olor de multitud de los grandes toreros.
El cuerpo de José Mata descansa en el cementerio de La Almudena de Madrid, ciudad en la que fue un maestro.
Fuente: El Dia.es
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