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miércoles, 12 de diciembre de 2012

El toro bravo El trapio
El trapío de un toro de lidia es el conjunto de rasgos externos, actitudes y reacciones observables a simple vista. Existe un riquísimo vocabulario taurino para designar los diferentes aspectos de la morfología y comportamiento del toro. Se dice que un toro tiene trapío cuando reúne las cualidades físicas y la presencia necesaria para la lidia. Según Pedraza Jiménez,2 los principales rasgos morfológicos para determinar el trapío de un toro son: Tamaño y peso. Estatura. Conformación del tronco. Conformación de las extremidades. Conformación de la cabeza y el cuello. Conformación de la cornamenta. Piel, pelo y capa. La manada El toro de lidia es un animal gregario, que halla seguridad y refugio en una manada. Después del nacimiento, y antes del destete, el becerro vivirá ocho o nueve meses alimentado y protegido por su madre. Dado que su madurez sexual se produce a los 16 meses aproximadamente, poco después del año se separan machos y hembras, que, a partir de ese momento, vivirán en cercados diferentes. Las diferentes edades se denominan con nombres específicos: añojos (un año), erales (dos años), utreros (tres años), cuatreños (cuatro años) y cinqueños (cinco años). En las manadas de toros se establece una rigurosa jerarquía. Se denomina mandón al toro dominante y que maltrata a los demás. Con cierta frecuencia, este jefe es desafiado por otro miembro de la torada para arrebatarle el liderato, produciéndose violentas peleas. El toro derrotado se denomina abochornado y es atacado y perseguido por el resto de la manada, quedando apartado de la misma y volviéndose irascible y muy peligroso. Dado que los toros no tienen acceso a las hembras, se montan unos a otros para mitigar su apetito sexual. En cada torada acostumbra a haber un toro maricón, más débil o tímido que el resto, al que montan los demás.

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