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lunes, 3 de diciembre de 2012

LA SUERTE DELANTE DE UN TORO DE DON TANCREDO
Recibe este nombre la llamada "suerte del pedestal", invención de un zapatero valenciano llamado Tancredo López. Fundándose en que los toros no embisten si no son hostigados, ni arremeten contra personas o cosas inmóviles, ideó esperarlos a la salidad el toril, vestido de blanco y con la cara empolvada de blanco, simulando una estatua, y sobre un pedestal blanco. El toro, llegaba hasta el pedestal, lo olfateaba y se iba a otro lado de la plaza. Durante varios meses repitió el tenso espectáculo con gran regocijo del público. La verdad, es que tal idea le fue sugerida, encontrándose en La Habana (Cuba), por el mejicano José María Vázquez apodado "Orizabeño", que según algunos autores, fue el que realmente inventó esta forma estatuaria de torear y que se dice que murió haciendo su suerte. De regreso en España, realizó el experimento, con éxito en Valencia, y al darse a conocer en Madrid el 30 de diciembre de 1900, obtuvo un sensacional éxito y ganó dinero y en seguida brotaron no pocos imitadores por todas partes, como El Cojo Bonifa, Manuel Álvarez, El Arrongatito, El Fideísta, y las mujeres Olga Miñón, la francesa Mercedes Barta y la propia esposa del artista, María Alcaraz "Doña Tancreda", que sufrió en Madrid una grave cornada en la plaza de Tetuán de las Victorias (Madrid) y ya no volvió a repetir la suerte. Tancredo López comenzó este espectáculo como un medio desesperado de ganar dinero en las postrimerías del siglo XIX. El público acogió con entusiasmo la actuación, y poco a poco fue extendiéndose. Normalmente el Tancredo era interpretado por personas desesperadas a la búsqueda de ganar dinero fácil y con poco que perder, ya que eran numerosas las cogidas que se producían. Así las cosas el Tancredo fue prohibiéndose por las autoridades, y ya a mediados del siglo XIX se realizaron las últimas representaciones. Se prohibió en 1908, pero se repitió alguna vez con posterioridad. La "suerte", hoy proscrita, se estuvo realizando durante mas de treinta años. Realmente más que suerte era espectáculo. La fama de Don Tancredo se extendió mucho, pues hasta en una obrita del género chico titulada "Juicio oral" aparecía un personaje representativo cantando cuplés que terminaban con el estribillo: Hay que ver a Don Tancredo subido en su pedestal Una de las apariciones más populares del Don Tancredo es el interpretado por Fernando Fernán Gómez en la película "El Inquilino". También es muy conocida la descripción que hace el novelista Pío Baroja en su novela "La Busca". Tancredo López fue un novillero fracasado, que alcanzó cierta celebridad a principios del siglo XX introduciendo en el toreo el principio de la inmovilidad en una época en la que el toreo era más arte de destreza y de movimientos. Murió olvidado de todos en un hospital de Valencia en 1923.

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