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viernes, 18 de enero de 2013

JUAN ROMERO FERNÁNDEZ "SALERI " (1861 - 1888)
Juan Romero Fernández "Saleri" Refiere el cronista y Dr. Juan José Zaldívar Ortega en su obra “Toros Notables” que el banderillero español Juan Romero "Saleri", de la cuadrilla sevillana de Diego Prieto Barrera (Cuatro Dedos), resultó mortalmente herido en la ingle izquierda cuando realizaba un salto con la garrocha, por lo que falleció a los 27 años de edad el 15 de enero de 1888 en la Plaza de Toros El Paseo, en la ciudad de Puebla, México; la fatal cornada se la infirió el toro “Marinero” de la vacada de San Diego de los Padres propiedad de don Nicolás González Jáuregui, sin embargo, los cronistas taurinos mexicanos AB y ABB refieren que fue muerto por el toro de nombre "Campero" de la dehesa de San Cristóbal La Trampa. Diego Prieto Barrera (Cuatro Dedos) organizó por su cuenta una corrida en la plaza de Puebla de los Ángeles, México, para matar él y (el Zocato) seis toros de San Cristóbal de La Tampa. Dio comienzo la corrida con mucho interés y entusiasmo porque los tres primeros toros salieron muy bravos. Juan Romero (Saleri) pareó al segundo en unión de “Blanquito”, poniendo dos estupendos pares, uno al cuarteo y otro a toro parado. Apareció el cuarto toro, llamado “Campero”, berrendo en negro, y resultó manso, por lo que el público pidió su vuelta al corral. No accedió el presidente a la petición y sucedió lo siguiente, explicado por “Blanquito” en una carta dirigida a un amigo de Sevilla: "Puebla, 18 de enero de 1888: Apreciable amigo José: El contenido de ésta es para manifestarle la desgracia ocurrida de su compadre; sabrá usted como el día 15 de enero toreamos en este pueblo por primera vez, con un entusiasmo atroz, y sobre todo, con el difunto. Salimos toreando y no hemos oído más palmas nunca. Diego, en la muerte estuvo muy bien, y todos y su compadre; ha sido una de las tardes que hemos gozado más. Al mismo toro de la desgracia dio un cuarteo con la garrocha en la mano, el mejor que ha dado en este mundo; calcúlese lo que se armaría, pero entre Diego y (el Morenito) echaron una riña con él para que no lo saltara. Era un toro que de torearlo estaba manso, y usted sabe lo cansado que él se ponía. El público, al ver las demostraciones, se echó encima chillando, y le brindó el toro al gobernador de ésta; ya aquí es donde no nos pudimos explicar lo que iría a hacer; no lo sabía más que Dios y él. La cuestión. Citó al toro, se le arrancó, y él, lo mismo, sin saltar y sin hacer nada; se mete en la cara del toro como un tonto, como un muerto, es decir, como una estatua, inmóvil y sin moverse, sin saber lo que pasaba, asustado. En el momento no hizo el toro más que meterle la cabeza, y todo fue un pronto, engancharlo y dejarlo caer en seguida; ni derrotó, ni se movió el toro para nada, ni lo detuvo en la cabeza; pero en ese pronto, cuando cayó para el otro mundo, no hemos tenido el consuelo de oírle hablar nada. Yo me llevé el toro, y cuando lo cogieron muerto, era menester ver el cuadro: todos llorando, y al instante suspendieron la corrida. El público, superior; la cornada parecía la picada de una avispa, en la ingle derecha, en el nacimiento del empeine; no echó ni una gota de sangre. Sobre la cuestión de su entierro mandó el gobernador una razón: que él lo costeaba todo, no dejando pagar nada; y el día del entierro fue el desborde de 7,000 personas. El domingo, o sea el día 22 del mismo mes, es el beneficio para la familia y otro en México. Le mandaré noticias; todo lo suyo lo ha guardado Diego, y se ha hecho inventario. Sin más, su seguro servidor, Blanquito." “Recortes”, el afamado cronista taurino, describe así la desgracia: "salió el cuarto, “Campero”..., que resultó un completo buey. Se emplazó en los medios sin hacer caso de capotes ni caballos, hasta que pasados unos minutos comenzó a correr por la plaza buscando la salida. El público pidió fuese devuelto al corral, a lo que no accedió el presidente, y entonces Juan Romero Fernández (Saleri,) –nacido en Sevilla en 1861-, que vestía de verde botella y plata, cogió la garrocha para dar el salto, su suerte favorita, en la que tanta seguridad tenía y por la que obtuvo tantos aplausos en cuantas plazas la ejecutó... Dio un recorte a cuerpo limpio y después citó con la garrocha; pero viendo que el toro no acudía disminuyó la distancia avanzando unos pasos. El toro se encampanó, arrancó de pronto y el banderillero clavó en el suelo la garrocha elevándose en el aire: el toro se quedó en la suerte y en el aire enganchó al diestro por la ingle izquierda, introduciéndole el asta como unos cuatro centímetros. Derrotó de nuevo y lo recogió, causándole una herida en la frente. El torero se levantó con mucho trabajo, se llevó las manos al vientre y cayó al suelo, donde lo recogieron sus compañeros; antes de llegar a la enfermería se puso en pie, dio unos cuantos pasos y cayó de nuevo, exclamando: ¡Dios mío, sálvame! ¡Virgen del Carmen! El parte facultativo decía: "Como el señor juez, que tuvo que intervenir en este asunto, no ordenó que se hiciera la autopsia, necesaria, no se puede decir cual fue la verdadera causa de la muerte de Juan Romero (Saleri). La segunda herida estaba situada en la fosa ilíaca izquierda, a tres centímetros arriba de la parte media del pliegue inguinal correspondiente, de dirección casi paralela a la de dicho pliegue, y de cinco centímetros de longitud. Esta herida penetró en la cavidad abdominal." En plena popularidad, acabó la vida de Juan Romero (Saleri), cuya campaña ante los toros fue breve, pero brillante. Ejecutaba las suertes con arrogancia, bizarría y habilidad, y cayó vencido en la arena cuando su porvenir se le presentaba lleno de promesas gloriosas. Por su parte, el erudito taurino, don Juan José de Bonifaz Ybarra, refiere de esta víctima de la fiesta, que << el sevillano, Juan Romero Fernández (Saleri), que figuró en las cuadrillas de Fernando Gómez (el Gallo) y Diego Prieto (Cuatro dedos), toreó en plazas mexicanas durante la invernada de 1887-88. Lo hizo en Puebla de los Ángeles el 15 de enero de 1888 y al intentar poner en práctica la suerte del salto de la garrocha fue herido en la ingle derecha por un toro de la divisa de San Cristóbal de Trampa, sobreviniendo la muerte en forma instantánea, por lo que se suspendió el festejo." Don Fernando García Bravo, en sus "Efemérides de la Semana" que le publica la revista "6TOROS6" (Número 342, del 16 de enero de 2001) refiere que. El 15 de enero de 1888, muere en la plaza de toros de Puebla (México) el banderillero Juan Romero "Saleri". El toro "Pampero" de la ganadería de San Cristóbal de la Trampa, le dio una gravísima cornada al ejecutar el salto de la garrocha. "Saleri" tenía 27 años y actuaba a las órdenes de Diego Prieto "Cuatrodedos". Por su parte el cronista Rafael González Zubieta "El Zubi", refiere en su Blog Taurino en la Internet "Larga Cordobesa" que: Juan Romero Fernández "Saleri", fue un banderillero nacido en Sevilla el 11 de noviembre de 1861, que murió con 27 años en la plaza de toros de Puebla de los Ángeles (México) a consecuencia de la cornada recibida por el toro "Pampero", de la ganadería de San Cristóbal de Tampa, al hacer el salto con la garrocha, suerte que realizaba magistralmente en la que no tenía rival. El pasado 15 de enero se cumplieron ciento quince años de su muerte, producida en 1888. Tras pasar por las cuadrillas de los novilleros Cacheta, Punteret y Currito Avilés, debuta en Madrid a las órdenes de Fernando Gómez "El Gallo" en 1885, ocupando el lugar dejado precisamente por Rafael Guerra "Guerrita". Ese día deja constancia de su clase torera cobrándose un gran triunfo como banderillero ya que brilló con luz propia. Acompañó a Fernando "El Gallo" hasta 1887, en que se pasa a la cuadrilla de Diego Prieto "Cuatrodedos", con quien viaja a México para hacer la temporada de invierno allí. El 15 de enero de 1888 "Cuatrodedos" y Carlos Borrego "El Zocato" son contratados para matar seis toros de la ganadería de San Cristóbal de Tampa en Puebla de los Angeles en México. La tragedia se produjo en el cuarto toro, un berrendo en negro, manso como un buey de nombre "Pampero", que fue muy protestado por el público al presidente del festejo, que decidió dejarlo en la plaza. Aquel día Juan Romero "Saleri" vestía de verde botella y plata. El torero sevillano no hizo caso de las advertencias de los compañeros y cogiendo la garrocha para dar el salto se dirigió hacia el toro. Dio un recorte a cuerpo limpio y cita al bicho con la garrocha. Viendo que el toro no acude a la cita "Saleri" se acerca cada vez más a él. El toro se encampana y arranca de improviso. El torero clava la garrocha en suelo y salta en el aire en el momento en que el toro se para en la suerte y en el aire lo engancha por la ingle izquierda metiéndole el asta en el abdomen hasta el vientre unos cinco centímetros. Derrota de nuevo y lo recoge causándole una herida en la frente. "Saleri" es conducido a la enfermería donde ya llega sin vida. Su compañero Manuel Blanco "Blanquito", dijo que "la herida no dio ni una gota de sangre y que era tan grande como la picadura de una avispa". Al no haberle sido practicada la autopsia, nunca se supo a ciencia exacta la causa de su muerte. El presidente suspendió el festejo y el Gobernador del Estado costeó el entierro del torero sevillano allí en Puebla, al que acudieron varios miles de personas. Sus compañeros le erigieron un mausoleo en su memoria y le colocaron la siguiente inscripción: "D.E.P. El banderillero español Juan Romero Fernández "Saleri" falleció víctima de su profesión en la Plaza de Toros de Puebla la tarde del domingo 15-1-1888. Sus desconsolados y queridos compañeros no lo olvidan y le dedican este recuerdo. Diego Prieto "Cuatrodedos", Carlos Borrego "Zocato", Manuel Mejías "Bienvenida", Antonio García "Morenito", Manuel Blanco "Blanquito", Luis Peralta, Francisco Guzmán y Rafael Sáez".

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