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viernes, 29 de marzo de 2013

ORIGEN DE LA SUERTE CON EL CAPOTE LLAMADA VERONICA Con motivo de que hoy es Viernes Santo y de que en muchos países se conmemora un año más de la crucifixión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo (para los taurinos El Señor del Gran Poder), deseo compartir con todos ustedes el origen del lance de la Verónica. Dicen los cronistas taurinos de antaño que el lance se llama “Verónica” en recuerdo de las representaciones pictóricas de la mujer del Evangelio que limpió la sangre y el sudor del rostro de Cristo, cuando lo llevaban al monte calvario para ser crucificado. Esa mujer de nombre Verónica después de limpiar el rostro a Jesucristo, se dio cuenta de que había quedado impreso tal cual en el paño. Impresionada por ello lo mostró a la multitud para que contemplara el prodigio, sujetándolo con ambas manos. Por ello esa imagen que se venera en la tradición católica, sirvió para bautizar el lance fundamental del toreo de capa, con este nombre. Cuando un torero ejecuta una verónica de verdad, la plaza estalla de gozo disfrutando uno de los lances taurinos más bellos. No solo se le considera el lance fundamental, sino incluso, como el lance natural cuando se torea con el capote. De él nace el resto de lances, sin duda el repertorio más variado del toreo. Los tratadistas parecen estar de acuerdo a la hora de asignar la creación de la verónica a Joaquín Rodríguez “Costillares”. Matador de toros español nacido en el barrio de San Bernardo de Sevilla en 1748. “Costillares” que como todos los de su tiempo comenzó de banderillero, pulió muchas cosas en la Fiesta e introdujo como el volapié, suerte hoy fundamental para matar los toros; pero en especial ha pasado a la historia del toreo como el progenitor de la verónica moderna. A través de las viejas imágenes fotográficas y el rancio cine de antes, se ha podido comprobar cómo se toreaba a la verónica en aquellos lejanos tiempos: Los brazos altos, pasándose al toro casi a la altura del pecho. Lances descompuestos que actualmente no son del agrado de los aficionados, pero ese era el toreo a la verónica de entonces. El cambio a la verónica de manos bajas y cadencia en el acompañamiento del viaje del toro se produce con los toreo a la verónica de belleza plástica sin par y que todavía no ha sido igualado. Generalmente cuando los diestros torean a la verónica se colocan en ¾ de frente o perfilado, tomando el capote con las dos manos para citar y esperar al toro para despedirle con un suave juego de brazos, procurando echar la pierna de salida hacia delante para recargar la suerte. Después de pegar cuatro o cinco verónicas, rematan la serie por lo general con la “media verónica”, acción de cerrar el capotillo a la altura de la cintura, tras lo cual se ordenará la salida de los picadores. Algunos de los considerados grandes intérpretes de la verónica han sido: Juan Belmonte, Curro Puya, Joaquín Rodríguez “Cagancho”, Victoriano de la Serna, Fernando Domínguez, Chucho Solórzano (padre), Luis Castro “El Soldado”, Manolo Escudero, Antonio Ordóñez, Pepe Ortiz “El Orfebre Tapatío”, Alfonso Ramírez “El Calesero”, Curro Romero, Rafael de Paula, Oscar Realme, Julio Robles, Jorge Gutiérrez, José Miguel Arroyo, “Joselito”, Enrique Ponce, Morante de la Puebla, Finito de Córdoba, entre los principales. Fuente: Jaime Montoya Escamilla.

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