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domingo, 22 de septiembre de 2013

HISTORIA DE LAS BANDERILLAS.

Descendiente del antiguo rejón, la banderilla también llamada "garapullo" o"rehilete" comenzó a utilizarse en la primera mitad del siglo XVIII; en los tiempos de Francisco Romero, tronco fundacional de la célebre dinastía de los Romero de Ronda, que alcanzaría su cenit en la figura de su nieto, el gran Pedro Romero. Por entonces se clavaban de una en una. Como tantas otras cosas ignoradas del toreo, se atribuye el invento de ponerlos de dos en dos al Licenciado de Falces ;aunque, en rigor, lo único que cabe asegurar es que ya se ponían así a finales del siglo XVIII. Existen hoy día tres tipos diferentes , aunque sólo uno se recoja en el Reglamento. La banderilla clásica es recta y de madera resistente, de haya o fresno, de una longitud de palo no superior a los 70 cm . y de un grosor de 18 mm. de diámetro. Introducido en un extremo estará el arpón, de acero cortante y punzante, que en su parte visible será de una longitud de 60 mm., de la que 40 mm. está destinada al arponcillo, cuya anchura no podrá exceder de 16 mm. Actualmente son aceptadas por la Autoridad otros dos tipos de banderillas; innovaciones que convergen a una misma finalidad: evitar en lo posible los graves percances a que han dado lugar las banderillas tradicionales, erigidas en muchos casos en un auténtico "tercer pitón" del toro (Recordemos que a Miguel Espinosa “Armillita”, se le clavó en el cuello toreando en España). Los modelos aceptados son el de las banderillas metálicas telescópicas de Manolo Sales y las andaluzas denominadas "de palos caídos, El modelo telescópico de Sales es el más vistoso de todos por una sencilla cuestión: tiene un mecanismo mediante el cuál al clavar la banderilla y tras ser soltada por el subalterno, desprende por la parte alta un buena porción del palitroque, quedando completamente hueco, pero a la vez conservando esa verticalidad primitiva, resultando más vistosa y aparente. Por otra parte, el modelo andaluz es bastante menos lucido a los ojos del espectador, pero quizás sea más eficaz. El mecanismo resulta mucho más sencillo, puesto que la terminación del palo, antes de que el arpón se prolongue hacia fuera, queda completamente partido tras clavar y soltar el peón la banderilla. El resultado final es algo menos vistosa pero sí efectivo, a fin de que el matador no sea golpeado o tropezado a destiempo por el palitroque. Las Banderillas negras son descendientes desde 1950 de las detonantes banderillas de fuego , que, a su vez, sucedieron en la primera mitad del siglo XIX a los perros de presa con que antaño se castigaba a los toros que no cumplían el mínimo de varas reglamentarias. El Reglamento de 1928 -el que implantó el peto- prohibió las banderillas de fuego, sustituyéndolas por un airón negro que cubría la cabeza del toro en el arrastre. No obstante, fueron restituidas dos años después hasta ser abolidas de nuevo y definitivamente, en 1950. Hoy son banderillas de castigo destinadas a las reses que resultan mansas en el tercio de varas. De éstas sólo existe el tipo tradicional. En su parte visible el arpón de ésta es 2 cm. más largo que el de la banderilla común; esto es, mide 8 cm., y su ancho es de 6 mm. La parte del arpón de la que sale el arponcillo será de 61 mm., con un ancho de 2 cm., y la separación entre el terminal del arponcillo y el cuerpo del arpón será de 12 mm. Las banderillas negras tendrán un palo cubierto -dícese "vestido"- con dos franjas de papel picado de color negro y otra central blanca de 7 cm de extensión. En la Monumental plaza de toros “México”, se han colocado a dos astados en toda su historia. Imformó para Sabiendo de toros: Jaime Montoya Escamilla. Torero.

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