viernes, 8 de junio de 2012
LAS REFORMAS... escritas por don Mariano Cifuentes.
En estos días donde se acumulan las reformas de toda índole, ¿alguien ha pensado que la Fiesta de los toros está necesitada de una gran " Reforma " ?.
Lo primero que reformaría es la salida de los toreros por la Puerta Grande de las Ventas, para conseguirla dos orejas en un toro. Llevamos dos días seguidos que las dos Puertas restan mucho valor al mérito que hasta ahora tenía el salir a hombros por la Puerta Grande de las Ventas.
Otro día les hablaré de la Suerte de Varas, que tampoco merece aplaudirla cuando no se lo merece, como también ocurrió en el pasado ciclo isidril.
Mató Joselito seis toros de Contreras en Valencia, el 18 de octubre de 1.914. En esa corrida, banderilleó cuatro toros, le dieron las orejas de los cuatro y, cuando salía en hombros, un grupo de público le gritaron : "Muy bien, José; pero con Contreras, Miuras, no."
Al año siguiente en Octubre de 1.915, tenía Joselito tres años de alternativa. Hacía de nuevo el paseo en Valencia, solo con su cuadrilla para enfrentarse a seis toros de Miura, pero Miuras de los de don Eduardo, no se pueden imaginar cómo eran. Cortó tres orejas a los Miuras y los que le chillaron el año anterior no se cansaban de aplaudirle: "¡ Eso eran las gestas ! ¡ Y eso eran las figuras del toreo !"
Y todo esto sin aviones, automóviles rápidos que les facilitaran los traslados y toreaban todos los años más de un ciento de corridas de toros y ahora ¿cuántas torean?, ¿cuántos resisten? y sobre todo ¿cuántos gestos como el de Joselito realizan y encima falta lo principal el toro con movilidad y acometividad.?
Nos hace falta volver a tener competencias en el toreo como la de Joselito y Belmonte. ¿Cómo fue aquella competencia? ¿Distinta a las demás ? competencia torera que acababa en fundición.
¿ Dónde esta hoy la responsabilidad en el toreo ?
La crianza del toro de lidia, limitada desde tiempos inmemoriales a un sistema semisilvestre, ha derivado en la actualidad hacia otros cauces, que tocan la frontera de lo artificial y tienden por lo general a la consecuencia de un sistema ultrarrápido.
La tendencia más generalizada desde hace años en los ganaderos se basa en orientar la crianza de sus toros en sus explotaciones racionalizadas en su fase final, donde sobre el toro actúan otros factores aparte de los físicos y naturales, como son la edad, un plan excesivo de alimentos que elevan la curva del cebo y a la postre desvían por completo la pauta que para el toro de lidia siempre había trazado la sabia Naturaleza.
La cría del toro, que tendría que ser la de un animal atlético, que tiene que realizar una función en la lidia, con arrancadas rápidas de movimientos, excelentes facultades dinámicas y sobre todo resistentes a la fatiga, en esos quince o veint
Acabada la Feria de San Isidro 2012, cuantos toros se han quedado parados, sosos, fatigándose a las primeras de cambio, con gran flojera de remos en cuanto les bajan la mano. Está claro que el ejercicio que realizan en las dehesas a base de carreras nos propicia el calamocheo excesivo del que tanto han dado cuenta la mayoría de los toros lidiados, poniendo constantemente los pitones en la yugular de los toreros.
El toro actual necesita dotarlo de más fuerza, sin fuerza en la lidia el toro se queda corto en sus embestidas y la faena que sueña el aficionado es imposible realizar por parte del torero.
La " movilidad " crea " emoción " para el público y aumenta el " riesgo " del torero.
Muchas ganaderías están cargadas de altos niveles de consanguinidad.
A veces los ganaderos ante un semental extraordinario que permanece muchos años en la ganadería cubriendo varias veces a su propia madre, a sus hermanas, hijas, nietas, etc.
Esta lucha compulsiva de los ganaderos por buscar la bravura y la nobleza más pura sin tener en cuenta los valores biológicos nos llevan al momento actual donde la falta de casta impera en la mayoría de los toros lidiados en el pasado ciclo isidril y donde existe un alto denominador común en todos ellos "mansedumbre ".
Si el ganadero se empeña en seguir fabricando un toro excesivamente dulce para el torero, el público se aburre en los tendidos, falta " emoción " y el espectáculo que se busca, no existe.
Y para llamar a las cosas por su nombre, diré que el toro de hoy, el que exigen las figuras y sus apoderados, crían los ganaderos, y compran las empresas, apenas tiene nada que ver con el toro fiero que reclama todas las tardes el aficionado, bravo, noble y encastado animal cuyo destino es morir matando, infundiendo miedo al torero, que galopa con acometividad, fuerza, casta y fiereza, embiste, remata en tablas, derriba y descabalga al piquero, repite, humilla y sobre todo se vacía en las embestidas. Ese es el toro que espera el aficionado y que devolvería al público a las plazas que despierta " emoción ", crea belleza y le imprime " pellizco " a nuestras corridas de toros y sobre todo en el que se descubre donde está la verdad y la mentira.
El día que salga el toro descripto el escalafón quedará reducido a la mitad y los que queden andarán a la deriva sin saber enfrentarse a un animal así, de lo contrario ¿ Qué Fiesta heredaran los aficionados de generaciones venideras ?
El toreo tiene que estar como siempre estuvo nacido para el luto y el dolor, y no para el camelo, como el café descafeinado, la cerveza sin alcohol y tantos otros.
De no ser así, de no recuperar ese toro los aficionados acabaran diciendo: "había una cosa que se llamaba corrida de toros ; era un juego peligroso que hacían con los toros unos hombres llamados toreros
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