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miércoles, 27 de junio de 2012

MUERTE DE "LAGARTIJO" Rafael Molina "Lagartijo", uno de los toreros más populares de principio de siglo, muere en Córdoba el 8 de Abril de 1910
Rafael Molina Lagartijo (torero) Nació el 27 de Noviembre de 1841. Hijo de un banderillero, Manuel Molina "Niño de Dios"; tuvo tres hermanos que también estuvieron relacionados con el mundo de los toros. Comenzó Rafael Molina su oficio de torero siendo conocido entre los aficionados como "El Chico", pero su agilidad, comparable a la de una lagartija, hizo que con el tiempo tomase el apodo por el que fue conocido. El 8 de Diciembre de 1852, a la edad de once años, apareció por primera vez su nombre en los carteles, en una corrida organizada por el Ayuntamiento de Córdoba, actuando como banderillero. Con veintiún años de edad, el 24 de septiembre de 1862, se anunció como matador de toros en la plaza de Bujalance, con una cuadrilla de noveles torerillos. Lagartijo es considerado como uno de los toreros más completos de la historia. Fino con el capote, agilísimo banderillero, poderoso muleta en mano y seguro con el acero. Triunfó en todas las plazas y fue aclamado por todos los públicos, de ahí que el periodista Mariano de Cavia le adjudicase el apelativo de "I Califa del Toreo". En 1893, después de una serie de cinco corridas organizadas en la principales plazas de España, Zaragoza, Bilbao, Barcelona, Valencia y Madrid, Rafael Molina Sánchez "Lagartijo" se retiró de los toros tras intervenir en 1632 corridas y estoquear 4687 astados, cifra no alcanzada por torero alguno.. Refugiado en su ciudad natal, falleció en su domicilio cordobés de la calle Osario, el 1 de agosto de 1900. Su entierro constituyó un acontecimiento social de sentimiento popular. Su mausoleo, labrado en mármol blanco, es una bella obra del escultor cordobés Mateo Inurria. Rafael Molina Sánchez, Lagartijo, el primer "Califa" de Córdoba (1841-1900), tomó la alternativa en Úbeda (1865) y desde entonces su nombre fue obligado en todos los carteles hasta su retirada en 1893. «Fue más torero que matador. Con la capa, las banderillas y la muleta era insuperable… Hijo legítimo de la escuela sevillana que creara Costillares, sus donaires, jugueteos y filigranas entusiasmaban y enardecían al público hasta un extremo que sólo habiéndolo visto puede creerse… Dio muerte a cinco mil doscientos toros… y no tuvo más que seis cogidas, todas leves» (Natalio Rivas). «De él se dijo que se podía pagar con gusto el dinero de la entrada, sólo por verle hacer el paseíllo... Hasta él la lidia había sido lucha, caza; con él empezó a ser un juego artístico con plástica y belleza» (Curro Meloja). Incluso sus detractores, como F. Bleu, ponderan la elegancia inigualable, la suprema distinción y el exquisito buen gusto de su toreo, y Frascuelo, su principal rival en los ruedos, llegó a decir «que el cordobés es el mejor torero que ha parido madre». Sin embargo inició su decadencia en 1880 y desde 1875 al entrar a matar daba un paso atrás y rara vez conseguía una estocada entera, lo que le criticaban fuertemente sus detractores. Alardeaba de republicanismo y en 1889, en la primera de las corridas que se celebraron en París con motivo de la Exposición Universal (la de la torre Eiffel), se negó a brindar un toro a la destronada reina Isabel II «porque soy republicano». Durante dieciocho temporadas estuvo en su cuadrilla José Gómez, el primero de los Gallos, así apodado por su gallardía y valor, tío de Joselito, que transmitió todo el saber del califa a su dinastía.

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