miércoles, 1 de agosto de 2012
CARLOS CORBACHO. Torero
Carlos Corbacho nació en La Línea de la Concepción el 9 de abril de 1942. Tenía buena planta de torero y condiciones para abrirse paso pero todas sus aspiraciones se desbarataron al serle amputada una pierna -tras largo proceso de curación- como consecuencia de haberse herido con el estoque toreando en Valencia el 18 de marzo de 1963.
La primera vez que se vistió de luces fue en La Línea el 16 de octubre de 1960. Fue en el museo por su cercanía a la plaza de toros y porque por aquellas hechas todavía no había ganado dinero suficiente para poderse vestir en el Hotel Universal. Entonces, el museo taurino se llamaba El Burladero.
Se presentó en Madrid como novillero el 2 de septiembre de 1962 para matar reses de Felipe Bartolomé con Mauro Liceaga y Mondeño II. Tomó la alternativa en Sevilla el 29 del mismo mes de manos de Julio Aparicio con Victoriano Cuevas de testigo y toros de Belmonte y la confirmó en Madrid el 22 de mayo de 1965 matando reses de Castillejo con Manolo Vázquez y Fermín Murillo, padrino y testigo, respectivamente.
La amputación no la sufrió hasta el mes de junio de 1967, pero antes, mal que bien, pudo torear las siguientes corridas: 2 en 1962, 19 en 1963, 31 en 1964, 16 en 1965 y 12 en 1966.
El 9 de septiembre de 1965 toreó en Ronda la corrida goyesca con tres toros de Carlos Núñez (Tarifa, divisa: azul celeste, blanca y grana) y otros tres de Núñez Hermanos (de Sevilla, divisa: blanca y azul). El toro de rejoneo era de García Barroso (de Jerez, divisa: morada y blanca). El rejoneador fue Fermín Bohórquez Escribano y los matadores fueron Antonio Bienvenida, Antonio Ordóñez y Carlos Corbacho, que sustituyó a Curro Romero, herido en Almería el 24 de agosto.
¡Ay, Carlos Carlos Corbacho,
torero de la entereza!
¡Qué negra mano cortó
el hilo de tu carrera!
Ya no suenan en tu honor
los timbales de la fiesta,
ni sonoros pasodobles
al aire de tu muleta.
Ya tu capote de grana
no dibuja gaoneras
ni abanica ya el testuz
noble de la bella fiera.
¡Ay, Carlos, Carlos Corbacho,
ya en el albero no rueda:
entre sol, sombras y palmas,
el brillo de tu montera!
De boca en boca tu nombre
v un huracán de tristezas
enmudece las gargantas
de las gentes de mi tierra.
¡Ay, Carlos, Carlos Corbacho,
torero de la majeza,
torero del pundonor
de los pies a la cabeza!
Todos los ruedos de España;
Sevilla, Madrid y Huelva,
Málaga, Ronda y La Línea
y Jerez lloran tu ausencia.
“A las cinco de la tarde”,
como el canto del poeta,
la plaza se estremeció
al verse sola y desierta.
“A las cinco de la tarde “,
el pueblo llora tu ausencia,
y van lentos los erales
camino de las dehesas…
¡Ay, Carlos, Carlos Corbacho, torero de la entereza! ¡Qué negra mano cortó tu breve vida torera!
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