lunes, 6 de agosto de 2012
Los cosas no siempre empiezan bien, y es tarea de los grandes hacer que, al menos, bien acaben. Así lo entendió Diego Ventura en su encerrona en Huelva, donde ofreció una tarde de gran profesionalidad, de gran esfuerzo, de mucho espectáculo. La tarde comenzó con una cornada a su caballo 'Galán' y una contusión en el hombro izquierdo que, a pesar de la infiltración, le torturó durante toda la tarde.
El rejoneador, que tenía ante sí uno de los compromisos de su carrera, supo darle la vuelta al infortunio y, aunque perdió las dos orejas del cuarto, un toro de Miura al que cuajó en todo el sentido de la palabra, las paseó del quinto, un ejemplar de Benítez Cubero con el que también anduvo a gran nivel. En el sexto, como cierre, echó pie a tierra y toreó sobre el derecho con cierto gusto. Se fue a pie de la plaza, triunfante pero dolorido.
Plaza de toros de La Merced. Último festejo de la Feria de las Colombinas. Casi lleno. Toros de José Luis Pereda, Fermín Bohórquez, Partido de Resina, Miura, Benítez Cubero y Juan Pedro Domecq. Diego Ventura, en solitario: silencio, silencio, ovación, ovación, dos orejas y oreja.
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