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domingo, 11 de noviembre de 2012

Los Franceses se congraciaron gracias a las corridas de toros.
Toros7014



ESTEFANÍA ZARALLO BADAJOZ.
Guillermo Boto Médico y escritor
La Fundación José Tomás acaba de editar un libro en el que se analiza el toreo en el contexto de la Guerra de la Independencia
Manuel Godoy prohibió los espectáculos taurinos en España en 1805
Cuando se ganaban batallas, la manera de celebrarlas era organizando festejo
Los diestros más destacados de la época fueron Jerónimo José Cándido y Curro Guillén
Hubo ganaderos que donaron sus morlacos para que sirviesen de alimento
¿Sabía que un catalán defendió el toreo en las Cortes de Cádiz?. Se trata del diputado Antonio Capmany, uno de los redactores de la Constitución de 1812. Consiguió que se suprimiese la ley que había aprobado Manuel Godoy en 1805 y que prohibía las corridas de toros en España. Los afrancesados creían que eso acabaría con los bueyes y el campo, y perjudicaría a la ganadería y la agricultura, por lo que presionaron al Príncipe de la Paz pacense para que tomase esta medida.
Capmany defendió la tauromaquia como fiesta de la nación e identidad del pueblo español y logró que se revocase la ley. El gaditano Guillermo Boto Arnau publicó un artículo contando esta historia en julio de 2010 -titulado 'Un catalán devolvió el toreo a España'- cuando los toros se prohibieron en Cataluña. El diestro José Tomás leyó el texto y contactó con él para hacerle un encargo muy especial: escribir un libro sobre la tauromaquia en ese periodo histórico. El maestro de Galapagar quería estar presente, a través de su fundación, en los actos conmemorativos del Bicentenario de la Constitución de 1812. Por ello se ha encargado de la edición de la obra, titulada 'Los toros de la libertad', presentada este miércoles en Cádiz.
Guillermo Boto Arnau reconoce que ha disfrutado mucho escribiendo el libro para el que ha manejado más de quince cabeceras de periódicos de la época. «Ha sido para mí un honor que José Tomás haya venido a la presentación del libro, algo que ha hecho que esté teniendo una repercusión mediática importante», manifiesta el autor.
-¿Cómo se desarrolló la tauromaquia en un momento tan complejo para España como el de la Guerra de la Independencia?
-La tauromaquia estaba prohibida por Godoy. Cuando Napoleón dice que va a venir a España, en los días del Motín de Aranjuez, el propio Gobierno prepara una corrida de toros para Napoleón. Se llegan a comprar más de 90 astados en Madrid. Como Napoleón no viene, Fernando VII se marcha a Burgos, porque le han dicho que está allí. Después se va a Vitoria y cuando llega allí cae prisionero de Napoleón. Cuando llega José Bonaparte y se hace la coronación, que en España se llama la promulgación, se celebra con una corrida de toros a petición del propio Bonaparte. Días después conoce el resultado de la Batalla de Bailén y se marcha. Los madrileños, aún estando preso Fernando VII, lo proclaman rey y también lo celebran con toros en Madrid. Es la primera vez que se celebran dos corridas reales en el mismo mes y además por dos reyes distintos. A partir de ahí los franceses deciden celebrar espectáculos taurinos. Cada vez que se celebra una batalla se organiza un festejo.
-¿Los franceses pensaban que era una manera de congraciarse con los españoles?
-Los franceses asumen que el toreo es español y del pueblo. Querían acercarse a esa gente a la que estaban matando de hambre y en las guerras. Sabían que para restablecer su gobierno tenían que congraciarse con ellos y lo hicieron a través de la tauromaquia. Como curiosidad, cuando se proclama rey a José Bonaparte, los teatros en Madrid fueron gratuitos, pero el pueblo no fue. Y, por el contrario, se celebró una corrida de toros real y sí asistieron. No habían ido al teatro que había sido gratis porque les molestaba honrar a un rey francés, pero fueron a los toros. Simplemente porque estaban prohibidos desde 1805 y llevaban mucho tiempo sin ver un festejo taurino.
-¿Quiénes eran los matadores punteros de ese periodo?
-Hubo dos grandes profesionales. Uno de ellos fue Jerónimo José Cándido -hijo de Cándido- prácticamente el gran triunfador de mediados del siglo anterior y que era de Chiclana. Inició la escuela chiclanera de la que surge Paquiro y José Redondo, entre otros. Jerónimo José Cándido ya es un torero consagrado que tiene que enfrentarse en los ruedos con un espada sevillano llamado Curro Guillén. En el inicio del trienio liberal, Guillén va a torear a Ronda después de hundirse la plaza de Cádiz, y allí lo mata un toro. Hubo otros diestros muy conocidos como 'El Sombrerero', 'Sentimiento' y toreros muy patrióticos como Aroca al que fusilaron los franceses.
-¿Le fusilaron porque se significó políticamente? ¿Hubo otros espadas que lo hicieron?
-Aroca fue fusilado. Dicen que había brindado un toro en contra de José Bonaparte. Yo no sé si los franceses llegaron a ser conscientes de aquel brindis. Lo que sospecho es que Aroca debió participar en algún grupo guerrillero, se significó militarmente, y por eso lo fusilaron. Aunque es posible también que conocieran lo del brindis, pero no hay datos históricos para asegurarlo. 'Sentimiento' también había brindado en contra de los franceses pero la realidad es que siguió toreando y a él no le pasó nada. En la época en la que Fernando VII se comporta como el rey traidor a las Cortes de Cádiz y a los sentimientos de los españoles, cuando España se dividía en liberales y conservadores, los toreros sí se significan bastante políticamente. El rey Fernando VII les hizo jugarretas a unos y a otros. A algunos que eran enormemente 'fernandistas', como 'El Sombrerero', le quitó de torear en Madrid.
-¿Se implicaron también los ganaderos? Creo que algunos incluso llegaron a donar sus toros para que comiera el pueblo...
-Hay historias preciosas con respecto a los ganaderos. Una de ellas está relacionada con la casta Cabrera, una de las fundacionales del toreo. José Bonaparte se dirigía hacia Cádiz y en el camino se hospedó en el palacio de Cabrera. Por dar cobijo al rey, Cabrera recibió una condecoración, la orden de España, que el pueblo odiaba porque la había creado José Bonaparte. Cabrera era un hombre mayor y estaba educado para dar importancia a los honores reales, por lo que decide agradecerlo regalando al rey cien toros bravos para que sirvieran de alimento al pueblo, porque lo estaba pasando muy mal. En Utrera hubo otro ganadero importantísimo, Vázquez, que criaba a los mejores astados de la época. Tenía una ganadería muy amplia, aparentemente se hizo amigo de los franceses que le permitían mover los morlacos entre distintas fincas. No tenía otro objetivo que dar de comer con la carne de las reses a los guerrilleros que luchaban en ese momento contra los franceses.
-¿Hubo ganaderos afrancesados?
-Hubo uno que era de Chiclana. Era general pero tenía una ganadería de toros bravos. Se llamaba Saucedo. Los gaditanos, antes de que llegaran los franceses, le quitaron todos los toros, los mataron, los salaron y los guardaron. Aprovecharon la carne para comer cuando Cádiz fue sitiada por los franceses.
-¿Hay algún dato que le haya impresionado especialmente por ser poco conocido o muy relevante?
-Todos. Te podría contar numerosas anécdotas militares, políticas, de la Guerra de la Independencia, de las Cortes de Cádiz... Si no totalmente desconocidas, al menos muy poco aireadas y yo diría que no sabe de ellas el gran público. Una muy graciosa tiene como protagonista a Argüelles. Cuando salía de la iglesia de San Felipe, donde se celebran las Cortes, observó que siempre había un ciego en la puerta que vendía unos pliegos de cordel donde se relataban las anécdotas y las maravillas que habían hecho los guerrilleros los días anteriores. El ciego gritaba y proclamaba la cantidad de muertos del bando francés. Un día, Argüelles se acercó al ciego y le dijo que siempre cantaba las cosas que hacían las tropas españolas y le preguntó si los franceses nunca ganaban ninguna batalla. El ciego le contestó que sí, pero que eso lo vendían los ciegos en Francia.
-Habrá sido un arduo trabajo de investigación para recopilar tanta información...
-Sí, pero he disfrutado enormemente con la investigación de este libro. Es muy sencillo de leer, de temática histórica pero sin muchas llamadas a pie de página, o datos para contrastar. Es un libro de lectura sencilla porque me lo pidió así el maestro y creo que eso hace que tenga un atractivo especial.
-¿Qué le ha comentado José Tomás sobre el libro? ¿Ha podido leerlo?
-Está encantado. Lo leyó cuando lo terminé. Le mandé una copia porque quería que el primero que lo conociese fuese él y le ha gustado. A él le interesa mucho la historia del flamenco y en el libro también se habla sobre ello. Y ha disfrutado con las anécdotas militares, de la historia de la tauromaquia... En el fondo el libro recoge todo lo referente al toreo en la época pero no se puede decir que sea una obra solo de toros, sino de historia de España porque ambas se mezclan. La historia de la Guerra de la Independencia, de las Cortes de Cádiz y lo que va ocurriendo política y militarmente es el hilo conductor de la obra. En el momento en el que se narran las batallas, se deriva hacia las corridas de toros que hubo para celebrarlas.
-Ya dijo Ortega y Gasset que la historia de España estaba ligada a la de la tauromaquia...
-Es una frase que se repite mucho y que es verdad. La Constitución de 1812 fue un poco ingenua y el pueblo español no estaba aún preparado para ella. Fernando VII no tuvo visión para imponerla, para gobernar con lo que, para él, era un freno, algo que le restaba poder. Tuvo en su mano ser un rey constitucionalista pero no supo serlo. A pesar de ello ha sido el faro donde se han alumbrado todas las constituciones posteriores. En uno de sus artículos decía que los españoles tenían que ser justos y benéficos. Dos adjetivos que pueden aplicarse a los toreros. Han lidiado muchas corridas con fines benéficos, han ayudado a los pobres, han respondido ante las catástrofes naturales... Han sido los primeros que se han jugado la vida toreando gratis. Creo que siempre han cumplido ese artículo de la Constitución de 1812. Para mí son los españoles más justos y benéficos que ha habido desde 1812 hasta nuestros días.
-Quizás después de leer la obra se puede interpretar de manera distinta el momento actual que vive la fiesta, por aquello de que conocer la historia ayuda a no repetir los errores.
-El caso de Capmany está de actualidad tras la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Él era un defensor a ultranza de la lengua española, no porque hubiese debate entre catalán y castellano, sino porque estaba a favor de la pureza del español en una época en la que el idioma estaba 'contaminado' por palabras que venían de Francia o Inglaterra. Capmany no lo toleraba. Tanto fue así que cuando se estaba muriendo, algo que ocurrió en Cádiz por una epidemia, corrigió al sacerdote que estaba dándole la extremaunción. Capmany luchó por la tauromaquia porque había un grupo de antitaurinos en el Ayuntamiento de Cádiz que empezaron a poner trabas a un hombre que estaba construyendo una plaza mientras la ciudad estaba siendo sitiada por los franceses. La idea era dar festejos, pues estaba previsto que los astados entrasen por barco. Los antitaurinos no querían espectáculos porque creían que acabarían con los morlacos, los caballos, los bueyes... Pensaban que la agricultura se vería perjudicada. Sin embargo, la historia ha demostrado que ha sido al contrario. El toreo ha logrado que ahora haya más reses, caballos, bueyes, más terreno dedicado a la ganadería con gente que, gracias al bravo, ingresa dinero porque hay una industria alrededor de la tauromaquia. Sin embargo en aquella época no se veía así.
-¿Y qué sucedió en el Ayuntamiento de Cádiz?
-Durante todo el siglo XVIII era el Ayuntamiento el que gestionaba las corridas. Daban los permisos, presidían los festejos... Cuando las Cortes de Cádiz permiten construir una plaza de toros eran ellos los que presidían los espectáculos y eso le molestaba a algunos concejales que buscaban tener más protagonismo. El movimiento antitaurino ha sido muy circunstancial, aprovechándose del momento. Siempre han tenido una visión cicatera, egoísta y momentánea para oponerse a las ideas taurinas.
-Vaya, que es una corriente que no acaba de nacer...
- Para nada. Ahora se habla mucho del movimiento antitaurino que está formado por antisistemas que intentan promover la idea del sufrimiento de los animales. En mi opinión todo esto ha surgido después de las películas de Disney, que son preciosas, pero que generan la idea de que los animales hablan y son casi humanos. Eso es muy bonito pero no es real. Los animales cumplen distintas funciones. Muchos de ellos sirven para darnos de comer. Por desgracia los que no cumplen ninguna función tienden a desaparecer. Y es lo que pasaría con el toro bravo de no celebrarse corridas de toros. El otro día, en la presentación del libro, José Tomás dijo que si un toro pudiese hablar habría que preguntarle qué le gustaría más, ser toro bravo, vivir cinco años y poder expresar su bravura o ser una realidad virtual porque no existiría, porque desaparecería.
Fuente: Nuestrojaen.com

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