martes, 4 de diciembre de 2012
LA MULETA.
Los avíos de torear: Orígenes de la Muleta (Parte 1/2)
Como todos sabemos en tauromaquia, se denomina muleta a un instrumento para torear que consiste en un “paño” o tela de color rojo con la que el matador templa y encauza la embestida del toro durante el último tercio de la lidia. Va montada sobre un palillo de madera denominado palillo o estaquillador elaborado de madera artesanal y anatómica (para que no se resbale fácilmente de la mano) y sirve para que en este, se monte o arme la muleta, para ello en la parte anterior lleva una punta que atraviesa un orificio de la muleta y en la parte posterior una alcayata que atraviesa la tela y la tensa para permitir el debido armado.
La invención de la muleta se remonta a los tiempos primitivos del toreo; comenzó por un capotillo que se arrollaba al brazo izquierdo del lidiador y se utilizaba para llamar la atención del toro y marcarle la salida. Si bien las primeras muletas se remontan al último tercio del siglo XVII, con objeto de desviar al toro de su viaje natural y evitar las cogidas, además de poder matar al toro de frente.
Su tamaño varió mucho; las primitivas fueron pequeñas y airosas y de cualquier color, pues no tenía otro objeto que el indicado, esto es, desviar al toro de su viaje natural; a mediados del siglo XIX comenzaron a agrandarlas. Muchos historiadores dan como veraz la noticia arrastrada, dato que publicó Nicolás Fernández de Moratín en su Carta histórica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en España, publicada en 1776, de la paternidad de su creación a Francisco Romero (padre de Juan y abuelo de la zaga de los Romero, entre los que destacó Pedro), esta noticia está muy divulgada; pero no existen pruebas fehacientes de ello.
Pues bien: un lienzo blanco al principio no fue otra cosa que la muleta primitiva, y, así, lo describe Eugenio García Baragaña, primer tratadista que escribió una tauromaquia para los toreros de a pie, el título de su obra Noche Fantástica. Método para torear a pie, libro publicado en 1750. En referencia a la muleta dice: “Sin duda, por lo aclarado del tratadista, hasta la mitad del siglo XVII solamente se usaba la muleta para estoquear a la res y se usaba indistintamente la capa, seguramente liada en un palo a guisa de muleta”.
Los antiguos viajeros extranjeros, turistas del pasado que viajaban a España a conocer su carácter y costumbres, han dejado algunas notas sueltas sobre la muleta. Hacía 1770 el viajero ingles Richard Twiss llega a España y presencia una corrida en el Puerto de Santa María, después de hacer una descripción meticulosa de todo cuanto presencia, no se olvida ni de la divisa de los toros, medida de la espada etc… y habla de la muleta. Otro compatriota suyo, Henry Swinburne, seis años más tarde presencia una corrida a Aranjuez (Madrid). Asiste al encierro de los toros, y de la muleta aporta los siguientes datos: “…Entonces un campeón (torero) llevando en su mano izquierda una capa parda suspendida al extremo de un palo, y en la otra una espada (….) provoca la lucha”.
Por primera aparece el color rojo de la muleta, esta vez leemos al viajero Joseph Townsend. La corrida que nos describe la presenció en la plaza de toros de Madrid el 19 de junio de 1786. Reproducimos lo concerniente a la muleta: La muleta, que sus inicios se utilizaba como ayuda, y que servía únicamente para desviar la embestida del toro y no ser arrollado y, además, para poder matar de frente, no es el utensilio o trebejo de antaño; se convirtió, con la profesionalización del toreo, en la parte más principal de la lidia, por su riesgo, entrega, variedad y profundidad artística de los pases y adornos.
Fernando García Bravo Documentalista Taurino dice: “Es una herencia del lienzo o sábana blanca que se usaba en la primitiva tauromaquia. La muleta también recibe otros nombres, como franela, pañosa, muletilla o lienzo. Su tamaño puede variar según la envergadura y gustos del matador, así como su peso y consistencia, en función de las circunstancias. Lo normal es que, armada con el estoque, arrastre ligeramente por el suelo. Se debe distinguir del capote de brega, de color rosa, utilizado en los dos primeros tercios de la corrida. La muleta es más pequeña y ligera que el capote, lo que permite el lucimiento artístico y ajustado del toreo de muleta”. (Continuará).
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