jueves, 12 de julio de 2012
No se lo ha pedido el Rey Juan Carlos pero sí su casta de torero bueno. "Voy a cumplir 80 años el próximo 25 de julio y pensé que sería bonito, si me encontraba fuerte, matar un novillo-toro de Victorino Martín. Hace unos días estábamos en su casa toreando. Me vi bien aunque me pegó una voltereta una vaca y me convencí... Cuentan que un torero de Ronda, de los antiguos, toreó con 70 años un toro a petición del entonces Rey, que decía que nunca le había visto actuar. Y he pensado... Voy a matar yo otro uno con 80 años para que se vea que todavía hay toreros de casta", dice don Andrés Vázquez.
La casta se tiene o no se tiene: ni se crea, ni se destruye ni se transforma. Es esa mala leche que hace crecerte ante el castigo, es la fuerza que te impulsa a la reivindicación personal aunque sólo sea para uno mismo, sin necesidad del aplauso. Andrés Mazariegos Vázquez sigue siendo torero y lo demuestra. Este año cumple 80 años de vida y 50 de alternativa, es año de números redondos. Valiente, cojonudo y desafiante en su tiempo; hoy es hombre con las ideas claras y que habla para que se le entienda, sin rodeos ni alambiques. A unos gustará más que a otros.
¿Por qué un toro de Victorino para el festival en la plaza de Zamora? "Siempre he estado muy ligado a este hierro y a esta gran casa ganadera... incluso desde la época en que sus toros no se lidiaban porque no convenían a los grandes toreros del momento. Estaban fuera del circuito, decían que eran alimañas. El toro encastado, como ahora, está marginado. Así acabamos con esto sin ayuda de Cataluña", comenta el matador en referencia al déficit de casta que tiene hoy por hoy el ganado de lidia español. No hablaremos, por lo tanto, de ganado bravo
¿Desde cuándo viene esa afinidad por el hierro de la "A"? "Desde el principio de la ganadería. Estuve con Victorino y su hijo seleccionando trescientas y pico vacas -de Escudero Calvo, que iban camino del matadero- y les ayudé en todo lo que pude. Recuerdo que maté una corrida en solitario con toros de todas las edades, por entonces no había guarismos. Ni fundas en los pitones... ¡Vaya cosas! El toro tiene que tener derecho a jugar y a pelearse. Y el que se rompa un pitón, a los pueblos", comenta el sabio de Villalpando
¿Todo está mal? "No... En Francia llevan la Fiesta por donde tiene que ir. Merece la pena que aprendamos de ellos. Eso sí, hay franceses que no hacen las cosas del todo bien. No se puede lidiar una novillada con aspecto de corrida de toros. Cuando va un muchacho a la plaza ha de ir en condiciones, como fui yo a Las Ventas. Estuve antes de ir a Madrid en cientos de capeas durante nueve años. Yo le dije a don Livinio que no iba a aceptar su propuesta de torear en Madrid porque no estaba preparado para ir porque cuando fuera a Madrid iba a ser para quedarme", recuerda Vázquez.
Fueron sus años más duros, que enseguida tornaron dulces. "Tenía 29 años cuando me planteé torear en Las Ventas, y lo hice con éxito. Al año siguiente tenía 75 corridas de toros, en el año 1962. Entonces fui el triunfador de San Isidro, con cinco o seis orejas cortadas", dice el matador. ¿No diríamos ahora de un novillero de 29 años que se le ha pasado el arroz y que bien merecería la pena que abandonara? Es evidente que todo ha cambiado mucho y conviene que los aficionados jóvenes, más duchos que los veteranos en el buceo por la red de redes, conozcan las diferencias de esta Fiesta con aquélla.
A Andrés Vázquez le sublevan los vicios de la Fiesta de hoy. Eleva el tono de la voz y bien pareciera que está en una acalorada discusión con el más enemigo de sus enemigos. A nosotros nos atiende por teléfono. El vis a vis sería realmente intenso. ¿Esto tiene solución? "¡Cómo no va a tener solución! Al toro hay que lidiarlo con su peso y no fuera de él porque es un atleta. Sin fuerza ni raza jamás podrá moverse. Y el que quiera ser torero, que se enfrente a esos toros porque cuando se cae el toro se cae la Fiesta. El torero al que le horrorice recibir cornadas tiene un problema", sentencia.
Porque al maestro le lleva a mal traer la actual edulcoración del toro de lidia, lo que algunos llaman evolución del toro en justa correspondencia con los gustos del público y las insinuaciones de los toreros en la etapa de la Fiesta en que mejor se torea. Cabe preguntarse qué es para ellos "torear". "Quieren un toro que vaya despacio... ¡Que vaya como quiera! El problema es que no deciden los que saben sino los que están interesados", manifiesta Andrés. ¿Cree que el nuevo impulso del Gobierno de España puede traer resultados positivos? "Estamos de acuerdo en que tienen que tomar decisiones los que saben realmente de la Fiesta", responde
En esta entrevista de mano baja y en la que se acaban por tocar todos los ámbitos de la disciplina queremos preguntarle al matador sobre la Autoridad y la prensa taurina. Creemos no dejarnos en el tintero nada. "La Autoridad puede exigir la verdad de la Fiesta", dice Vázquez. Discutible afirmación teniendo en cuenta lo defectuoso del vigente Reglamento. ¿Y la prensa? "No puede decir lo que sabe. Las soluciones a nuestros problemas tienen que venir desde dentro para enderezarla. Le dije a Pío García-Escudero que para cargarnos la Fiesta no necesitábamos a los antitaurinos... Porque la Fiesta es mucho más que las figuras", va concluyendo.
Y concluye: "Luego dicen que es un largón éste de Villalpando pero es que soy hijo de un labrador y soy de al pan pan y al vino vino. Tengo 24 cornadas y no soy dudoso de nada", finaliza. Se podrá compartir o no la tesis de Andrés Vázquez pero estas palabras bien merecen la comprensión y el respeto. Hay trayectorias que deberían ameritar la consideración hasta de los que son opuestos. Porque será el primer torero de la historia de la Tauromaquia -si no se dice lo contrario-, que con 80 años se ponga delante de un utrero, encima de Victorino. Y por iniciativa propia, no por sugerencia del monarca. Las coronas caen hoy sobre la "A" del hierro de "Albaserrada" y sobre la cabeza, visceral coco, de un grande de esto: Andrés Vázquez.
Fuente. mediaveronica.
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