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martes, 20 de noviembre de 2012

Luis Mazzantini
Elgoibar (País Vasco) en 1856. (También dicen algunos que en Pistoia (Toscana-Italia)). Debut en Madrid: la familia real asistiría a su debut como novillero. Alternativa: Real Maestranza de Sevilla, el 13 de abril de 1884. Padrino: Frascuelo. Toro Costurero, de la ganadería de Adalid. Confirmación en Madrid: el 29 de mayo de 1884. Padrino: Lagartijo. Temporada 1988: fue empresario de la Plaza de Madrid. Temporada 1893: Inaugura el coso de Salamanca junto al cordobés Rafael Bejarano “Torerito”, quienes lidiaron ejemplares de la ganadería de Eloy Lamamié de Clairac. Temporada 1904: Se va despidiendo de los ruedos. El 20 de noviembre lo hace de México en la antigua Plaza México, ante el presidente Porfirio Díaz, seis años antes de la Revolución mexicana, alternando con Francisco Bonal “Bonarillo” y el Manuel Lara “Jerezano”, quien esa tarde hizo su presentación, con ejemplares españoles de la ganadería de Carlos Otaolaurruchi. Temporada 1905: se retira de los ruedos definitivamente. Otros datos: hijo de Giuseppe Mazzantini, natural de Pistoia (Italia), su madre era española y vasca. Cuando se retiró de los ruedos se dedicó a la política, siendo nombrado concejal en Madrid en 1906 y sucesivamente gobernador de Guadalajara y Ávila. Estudió en Livorno, Milán y Roma y en 1875 se hizo bachiller en Artes. En 1870 Luis Mazzantini volvió a España en el cortejo de Amadeo de Saboya, de secretario particular de un personaje de su corte y poco después ingresó como empleado en los ferrocarriles del Mediodía. Mató algo más de 2700 toros y llegó a ganar, en l890, seis mil pesetas por corrida. Llegó a gestionar la plaza de Madrid. Estuvo muy vinculado a la plaza de El Puerto de Santa María. Promotor turístico del lugar, donde pasaba los inviernos en el “El recreo de Mazzantini”, extensa finca que aún existe. Parece ser que estaba anamorado “de una gitanita, quien alegró sus estancias portuense y de la cual hubo un hijo natural”. Ya en su declive, fue el único que puso freno a los excesos del Guerra, exigiendo en sus contratos el sorteo de los toros, que hasta entonces imponían o empresarios o ganaderos. Como otros diestros de categoría siguieron su ejemplo, el sorteo se impone desde 1897.

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