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martes, 20 de noviembre de 2012

Plaza de Toros, Almadén (España)







PLAZA DE TOROS DE ALMADÉN:

HOTEL PLAZA DE TOROS DE ALMADÉN: UNA NOCHE EN EL COSO
En agosto de 1752, uno de los acuciantes problemas en la localidad manchega de Almadén era la alta mortalidad de los condenados a trabajar en sus minas de mercurio. La ciudad carecía de un hospital donde los enfermos pudieran recuperarse para volver al trabajo y, además, las epidemias se propagaban de forma fulgurante entre la población local. Por todo ello, el Superintendente de Minas, Don Francisco Javier de Villegas, mandó construir un edificio con 24 viviendas independientes para albergar a varias familias. La insólita...
empresa tenía como objetivo evitar el hacinamiento de los vecinos en las casas de la localidad y sufragar con el dinero de las rentas un Hospital de Mineros. Y, de paso, las 24 viviendas conformarían una plaza de toros hexagonal que serviría para la celebración de festejos taurinos. Esta es la particular historia del Hotel Plaza de Toros de Almadén, el único del mundo ubicado en una plaza de toros hexagonal. Con 23 habitaciones distribuidas en torno a un coso taurino en el que todavía hoy se celebran corridas de toros, el legado de aquella época son sus blanquecinas arcadas, su cubierta de teja y la madera y la piedra de algunos elementos que pertenecen a la construcción original. Todas las habitaciones, excepto la suite, están orientadas hacia el exterior de la plaza. Eso significa que se puede contemplar la plaza de toros únicamente desde la ventana de la suite del hotel, aunque durante la celebración de corridas de toros no es posible observar el espectáculo desde este privilegiado emplazamiento porque se colocan gradas supletorias alrededor de la galería exterior. Acondicionadas con televisión, climatización, minibar, internet y baño completo, el toque rústico emana de sus paredes encaladas y las puertas de recia madera adornada con clavos de hierro. La mejor fórmula para apreciar la singularidad de alojarse en esta antiguo coso es, nada más dejar las maletas, deambular por la galería exterior y así para recorrer todo el recinto. Después, no hay que pensárselo dos veces, aprovechando que no hay toros bravos a la vista, bajar al ruedo para pisar, quizás por primera y única vez, la arena de un autentico coso taurino.

La Plaza de Toros de Almadén albergó viviendas hasta hace muy pocos años. De hecho, los últimos vecinos las abandonaron en la década de los años 90. No obstante, tras un concienzudo lavado de cara, el hotel se inauguró en el 2003. Y claro, como la cabra tira al monte, la primera corrida tras la remodelación no tardó mucho en llegar, apenas un año después. Dos de enclaves ineludibles del hotel son su museo taurino y el restaurante, el mejor lugar donde hacer un cambio de tercio para saborear una de las delicatesen locales: tortitas de rabo de toro con salsa de tomate. Aviso para navegantes: si quiera hacer coincidir su estancia en el hotel con el espectáculo de una corrido de toros debe saber que esa conjunción planetaria sólo se produce en Semana Santa y en el mes de Agosto, durante las fiestas locales. Claro está, la demanda por esas fechas es tal que reservar con mucha antelación es lo único que puede evitar una indeseada cornada. Merece la pena la previsión. El ajetreo de banderilleros, picadores, matadores y todo el vistoso séquito que acompaña a las cuadrillas taurinas trunca por unas horas la paz suele reinar el resto del año en las entrañas del coso. Lo de lo que no hay duda es de que ese trasiego contribuye a que el huésped se sienta, al menos durante un día, un poco torero.

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