Hacia la mitad del siglo XIX8, una sociedad de beneficencia denominada “La Caridad”, recogiendo el sentir de varios aficionados a la Fiesta Brava, decide patrocinar la idea de construir una Plaza de Toros que eleve a Tarazona de La Mancha al rango que requería su entusiasmo por éste espectáculo.
El proyecto cobra de inmediato adictos y son numerosos los colaboradores que se presentan para participar voluntariamente en tan magnífica obra, siendo finalmente el resultado del trabajo de todo el pueblo.
Quienes plantean el proyecto fijan el comienzo de las obras y prevén la festividad de San Bartolomé, patrón del pueblo, como final de las mismas. Pero no resulta todo tan fácil, ya que los medios materiales de la época y la fatiga que supone el trabajo de extraer las espuertas de tierra una a una, hasta rebajar el anillo del ruedo a nivel del piso exterior, causa retrasos en el acabado por más tiempo del que se había previsto, por lo que resultó imposible terminar las obras en la fecha planteada inicialmente.
El día 2 de agosto de 1857 se celebra ya, solemnemente, la inauguración oficial de la Plaza de Toros de Tarazona de La Mancha. En esta memorable corrida de toros intervino como matador de toros Antonio Sánchez “El Tato”, acreditada figura taurina de aquéllos tiempos, que logró investir al festejo la gloria y emoción que requería una jornada como la que se celebraba.
En el año 1957, un siglo después de su inauguración oficial, fue maravillosamente reformada y convertida en una obra magnífica y perfecta en su género.
En la actualidad es de mampostería, con una capacidad para 5000 localidades y una moderna enfermería. El terminado de los palcos, patio de caballos, cuadras, corrales, chiqueros, etcétera, fue ampliamente logrado. Las barreras y burladeros fueron reconstruidos con nuevos postes metálicos, trabajados y enlazados entre sí con maderas nobles de la mejor calidad, que aportan una solidez y una belleza difíciles de superar.
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