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lunes, 11 de junio de 2012

El arte del Rejoneo. Parte 2.- En España, el traje corto o campero guarda mucha relación con el trabajo en campo que realizan las personas relacionadas con el manejo del ganado bravo, de donde deriva el rejoneo a la española, lo mismo sucede con los arreos del caballo. El primer rejoneador de quien tenemos noticias que utilizó por vez primera este atuendo, fue Antonio Cañero; quién se presentó por como profesional en la plaza de San Sebastián en el año 1923. Con lo que se inicia una tradición que llega hasta nuestros días y que marca la diferencia entre los rejoneadores españoles de los portugueses. Sin duda alguna, en el toreo a caballo se entremezclan muchas variedades interpretativas, diría que tantas como en el toreo a pie, pues cada uno comienza buscando y enseñando a sus cabalgaduras, con arreglo a sus formas de sentir el arte del toreo ecuestre. El rejoneo es mucho más que “caballos al toro”, porque para subirse a un corcel, enfrentar a un toro bravo y torear, se debe de tener: doma y elegancia en la monta, conocimiento total de los terrenos del toro y del torero, valor sereno, manejo del corcel; control del toro y arrojo torero; en pocas palabras se requiere que caballo y caballero sean toreros y parezcan uno sólo. Cuando el aficionado siente esto y de manera imaginaria ve una muleta o un capote entre la conjunción de jinete – montura - toro, es cuando en verdad se disfruta el torero a caballo. Se requiere de varios corceles para este tipo de festejos. El caballo de paseíllo es el primero en salir al ruedo y en una corrida de rejones tiene su importancia, pues el público siempre agradece que este se realice con elegancia y belleza. El corcel utilizado para este fin, debe ser espectacular, de tamaño medio, tirando a grande y su doma tendrá que ser perfecta; los aires que más se utilizan son el passage y el paso español. Dentro de la variedad de suertes, hay rejoneadores que paran al toro con garrocha, con capote o con una banderita que sale del rejón de castigo. Suertes en el rejoneo: A porta gayola: El rejoneador se sitúa a la puerta del toril y cuando sale el toro lo cita y lo lleva hasta el centro del redondel en donde le clava el primer rejón de castigo. Durante este primer tercio, el caballero en plaza o rejoneador tiene que ponerle al toro dos o tres rejones de castigo, dependiendo de la fuerza del animal (esto es a elección del rejoneador); en el segundo, coloca tres pares de banderillas y en el tercero y último tercio, se coloca el llamado rejón de muerte para que al final el público decida que si realizó una faena bonita sea premiado con una oreja, dos orejas o las dos orejas y el rabo. Para el primer tercio se requiere una cabalgadura muy manejable, con una doma muy cuidada, que tenga potencia y velocidad, y que se doble con el toro en círculos pequeños para poderle. Debe ser un caballo muy poderoso, reunido, muy ligero, tanto para obedecer como en rapidez, con el galope afinado al máximo, con buena boca y muy seguro; porque la finalidad principal de la suerte de recibo es parar al toro, templarlo y fijar su embestida; además de restarle fuerza mediante los rejones de castigo, para que las suertes posteriores tengan lucimiento y tenga el suficiente gas para cuando llegue la hora de matarlo. Los caballos cruzados (anglo-lusos, anglo-hispanos...) son los que más se utilizan para saludar al toro en la plaza y una vez que el toro está ahormado con los rejones de castigo, se cambia de caballo. Rejón al estribo: consiste en clavar el rejón en el momento en que el toro mete la cabeza para derrotar en el estribo de la silla. El tercio de banderillas es el más artístico y el más vistoso, en el que se basa el éxito de la faena; aquí es donde se saca el caballo maestro de la cuadra ya que se trata de mostrar la doma y la aptitud de la cabalgadura, por ello, se requiere un caballo más artista a la hora de ejecutar las suertes; que tenga armonía, expresión y que se sienta torero; debe de ser un animal menos veloz, pero ágil, con temple y con valor, que les llegue cerca a los toros y no proteste; y que se doble para realizar bien las suertes. Además, tendrá que estar lo suficientemente bien domado para poder ligar las suertes con facilidad, el caballo más torero será aquel que vaya con armonía, presumiendo sus movimientos con tranquilidad, la cara colocada, expresiva; que sienta al toro, que ponga las orejas hacia atrás, que lo mire, que lo rete, que lo engañe, que toree por si mismo; que mida las distancias no dejándose tocar, pero que llegue tan cerca que permita al rejoneador clavar al estribo, al mismo tiempo que saca la grupa y rodea el pitón derecho, saliendo por el rabo del toro. En estas características se ajusta un caballo español, un lusitano o un hispano-árabe, ya que sus aires poseen expresión, belleza a raudales y su nobleza facilitará la doma. De cara recibiendo: espera el rejoneador de frente al toro, y cuando llega a jurisdicción, quiebra el caballo el vieja y se clava el rejón a la grupa. De poder a poder: es igual que la suerte de banderillas de este nombre en el toreo de a pie, clavando al estribo de la cabalgadura. Clavar al Estribo: Tanto en rejones como en banderillas, una vez que el toro pasa el estribo y los pitones quedan por detrás se considera una ventaja y se le llama "clavar a la grupa" o a "silla pasada", es decir que se clava el rejón o la banderilla cuando la cabeza del toro está a la altura de la grupa o la nalga del caballo. Es uno de los más frecuentes defectos en el rejoneo y que no debemos pasar por ato. El momento de clavar es a la altura del estribo cuando el toro mete la cabeza para derrotar ahí. Suerte de Caras: El rejoneador cita de frente, parte hacia el toro al mismo tiempo que éste se arranca, aguanta cara a cara la trayectoria del toro hasta el momento crítico de la reunión, entonces el caballo, con el cuerpo como si fuera un arco, efectúa un leve desplazamiento lateral. El caballero consigue cargar la suerte con el caballo como muleta y se desplaza de pitón a pitón, antes de colocar el rejón o la banderilla en el morrillo, siempre a la altura del estribo. Si el astado ha sobrepasado la altura del estribo del caballero, la banderilla será considerada "a toro pasado" y ya no es tan meritoria. Al sesgo: suerte que se usa con los toros quedados y que consiste en ir el rejoneador paralelo a las tablas, encontrándose el toro perpendicular a ellas y mirando hacia el terreno de fuera y, cuando llega a jurisdicción, clavar generalmente a silla pasada. Galope de costado: El jinete provoca al toro con la cola del caballo hasta que se acerca lo suficiente y, una vez conseguida la distancia ideal, sitúa su montura de manera oblicua o perpendicular a la trayectoria del astado. A continuación, presenta y mantiene cerca de la cara del toro el costado derecho o izquierdo del caballo, según el lado por el que venga el enemigo. Así situará al equino frente a las tablas, o mirando a las afueras y continuará, siempre de costado, con el cornúpeta pegado al estribo. A fuerza de conseguirlo y de templar, logrará mandar y atemperar la embestida del bovino. El remate perfecto para esta suerte consiste en el "remate por los adentros". Esto sería llevar al toro cosido a la cola o grupa del caballo, paralelo a las tablas y a una distancia de unos dos metros aproximadamente de ellas. Cuando el toro parece alcanzar al caballo, éste le cambiará la dirección y se meterá por el espacio existente entre las tablas y el toro. Tira de Frente: El rejoneador cita de frente pero, iniciada la carrera, en vez de mantener la rectitud inicial, se desvía en una especie de diagonal hacia la izquierda y clava al estribo. Muy pocas veces se ejecuta bien. Generalmente es una forma de torear "mintiendo". Se aparenta torear de frente, porque se cita en esa posición, pero se acaba poniendo la banderilla a la grupa. ¿Cómo podemos diferenciar una buena ejecución de esta suerte? En la actitud del caballo: Cuando se ejecuta bien, el caballo galopa siempre mirando al toro y en el momento de la ejecución, se arquea dejando al toro a la altura del estribo del caballero. Par al Violín: Más que una suerte es un recurso técnico para poner banderillas a los toros que presentan dificultades por el pitón derecho, consiste en ir al encuentro del toro y en el momento de la reunión, que se producirá por el pitón izquierdo del animal, el caballero levantará el brazo derecho por encima del hombro izquierdo y clavará la banderilla. Aunque se puede realizar de cualquiera de las formas que ya se han mencionado, tendrá más mérito si se hace de frente. Par a dos manos: El primero en colocar un par a dos manos fue el portugués Branco Nuncio. Es un par que resulta vistoso y vibrante y que entraña una gran dificultad técnica, porque el caballo no se lleva con las manos sino que el caballero ha de sujetar las riendas a su cintura, manejando la cabalgadura con las piernas y el cuerpo llevando una banderilla en cada mano. Existen dos formas de clavar el par reuniéndole en el mismo momento de clavar, o haciéndolo antes de que el toro llegue a la jurisdicción del caballero, sacándole reunido, de arriba abajo. Igualmente se puede llevar a cabo de cualquiera de las maneras ya mencionadas. La Rosa: Son adornos en forma de rosas que el rejoneador coloca después de clavar banderillas y requiere de llegarle “al pelo” al toro, muestra el dominio que tiene sobre la montura y el conocimiento sobre los terrenos del animal. A la media vuelta: lo mismo que en la suerte de banderillas del toreo a pie, que lleva este nombre. Suerte de "El Teléfono“: Es una suerte de adorno, ejecutada generalmente al finalizar el tercio de banderillas cortas. En ella, el rejoneador no se limita a continuar el círculo que impone la inercia del recorrido, sino que espera al enemigo para llevarlo templadamente y toreando en circulo, con el codo derecho apoyado en el testuz del animal durante varios segundos. Aquí la mentira consiste en venir desde larga distancia hacia el toro y, llegando a su altura, agacharse y apenas tocar su testuz para salir galopando, en lugar de permanecer en contacto con el toro el mayor tiempo posible. Fuente:Jaime Montoya . TORERO.

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